El 14 de abril de 1931 quedará para la historia de España como el día que el Rey Alfonso XIII partía al exilio y se proclamaba la II República. El fin de la monarquía supuso el establecimiento de las libertades, ampliamente cercenadas por un régimen que no supo dar solución a los graves problemas sociales, fruto de la desigualdad, que había conseguido empobrecer a los españoles en los primeros años del siglo XX. Tras las elecciones municipales del 12 de abril de 1931, en las que las candidaturas republicanas obtuvieron una amplia victoria en las principales capitales, miles de jóvenes y trabajadores salieron a la calle en contra del régimen político y la monarquía.
En Ceuta, cuando ya se tenía la certeza del triunfo republicano, y según se recibían noticias del resto del país, grupos de ciudadanos recorrían las calles entusiasmados por el cambio de régimen.
El 14 de Abril de 1931
El historiador e investigador ceutí, Francisco Sánchez Montoya habla con El Foro de Ceuta sobre los sucesos que ocurrieron en la ciudad y que supusieron el cambio de sistema político en todo el estado: «Fue una gran movilización a los dos días después del éxito en las urnas de quienes la respaldaron. Fue un logro del pueblo que sin su empuje, sin su presencia masiva en las calles en las horas posteriores a aquellos comicios municipales, los acontecimientos no se hubieran desarrollado de una forma tan rápida y contundente».
Sánchez Montoya continúa: «Eran las cinco de la tarde del 14 de abril de 1931, desde el balcón del edificio de telégrafos situado en el actual paseo de la Marina el que a la postre sería el presidente del PSOE en Ceuta y funcionario en esa dependencia, Rafael Jiménez Cazorla. Él fue el encargado de izar la bandera republicana. Al día siguiente tendría lugar la proclamación oficial desde el balcón del palacio municipal, en la plaza de África, ante cerca de 15.000 ceutíes».
Lo que supuso para Ceuta la llegada de la República Francisco Sánchez explica que «por las expectativas que despertó como por su trágico final, el cambio político iniciado, fue el símbolo de las aspiraciones de modernidad que pedía la nación y años después se convertiría en modelo inspirador para la Transición democrática».
Sánchez Montoya escarba en los archivos de la historia donde encuentra testimonios de algunos testigos directos de los acontecimientos acaecidos aquella tarde de abril, como el de Alfredo Meca, secretario del Ayuntamiento, que reproducimos literalmente:
«Cuando transitaba por la calle de La Marina, observé izada en la casa de Telégrafos la bandera tricolor, presurosamente me dirigí a la Casa Consistorial, donde llegué al mismo tiempo que una manifestación con banderas, y con gran alegría, pretendían colocar la nueva enseña en el balcón del Ayuntamiento. Así se hizo en medio del mayor entusiasmo y con todo orden y respeto para los muebles y efectos municipales esperándose a que se retiraran los papeles y sumarios que sobre la mesa de la rotonda principal había. Varios manifestantes deseaban un retrato del Rey, y mientras los porteros del Ayuntamiento subían uno que se encontraba en una dependencia del piso bajo, otros, penetraron en el salón de sesiones, descolgaron el retrato que bajo el dosel se encontraba y lo arrojaron por el balcón. Después llegó otra manifestación que presidían los miembros del comité de la Conjunción Republicano-Socialista, tomando el Ayuntamiento».
Según el historiador: «Es al día siguiente, 15 de abril, la proclamación oficial desde el balcón del Ayuntamiento. Los funcionarios al llegar a sus puestos observan que miles de personas están apostadas a las puertas del edificio consistorial esperando vivir el ansiado cambio después del triunfo masivo en las elecciones municipales de las formaciones republicanas. Desde primeras horas se pueden ver a numerosos ceutíes con banderas republicanas por la ciudad, todos van hacia la plaza de África. Al edificio municipal han accedido numerosos ciudadanos quedando totalmente repletos los pasillos, ventanas y balcones. En el salón de plenos se encuentra la corporación saliente, con su presidente José Rosende al frente. Sobre las doce proceden a la ceremonia de dar la bienvenida a los nuevos concejales. Seguidamente se dirigieron al balcón principal, donde izaron la bandera. Una compañía del Regimiento de Infantería rindió honores. Al término de los discursos se organizó una manifestación, donde los diferentes diarios consultados, calculaban que había unas veinte mil personas marchando entusiasmadas. Tras pasar el puente de la Almina, se ramificó en dos, una emprendió su marcha por la Marina y la otra por el Revellín. Cuando se volvieron a encontrar en la plaza de Maestranza, apareció un hidroavión sobrevolando la plazoleta a escasos metros de los edificios. El piloto, Antonio de Haro, mostró por una de sus ventanillas, una gran bandera republicana».
La mayoría social apoyaba el cambio de régimen
El diario La Opinión del 15 de abril escribió sobre este día: «Ceuta, ayer, vibró de júbilo, tensó su espíritu loco, potenciada su vida cordial hasta lo indecible, porque Ceuta puede vanagloriarse de haber laborado por la república de muy magnífica manera. Ya ayer lo decíamos en nuestra editorial, hablábamos de la gesta local y glosábamos la significación trascendental de la jornada que el domingo vivimos. No nos equivocamos, el domingo fue la revolución. La Opinión, como tantos hombres y periódicos, también sufrió persecución callado y tuvo que defenderse contra jesuíticos intentos de persecución hasta la muerte. Pero hoy podemos gritar sin cuidado de los agentes de la monarquía, porque esta ha caído y España revolucionaria nos apoya. Ceuta es como un inexpugnable baluarte para la causa de la libertad».
Unos acontecimientos pacíficos
Francisco Sánchez Montoya aclara que no hay conocimiento de que los sucesos de aquellos días de «locura y jubilo» en toda la ciudad se empañaran por algún episodio grave de violencia, según explica a continuación:
«Algunos rompieron varios rótulos de calles de la extinta dictadura y quisieron por su cuenta restablecer, los letreros de Soberanía Nacional a la calle Primo de Rivera, o quitar el rótulo a la Plaza Alfonso XIII. Al busto de Jacinto Ruiz, situado en la Plaza de su nombre, le cubrieron con una bandera republicana por los hombros, por el contrario las dos esculturas, de reyes, de mármol y situadas en la entrada del hospital Central, en la plaza de los Reyes, no fueron tocadas. Por el contrario, una estatua de Carlos IV, que se encontraba en los jardines de San Amaro, desapareció sin saber su paradero. Los bancos de piedra con alegorías que se encuentran en el cuartel de Regulares fueron meticulosamente quitadas las coronas que adornaban sus escudos».
Primeros logros sociales tras la proclamación de la República
Sanchez Montoya cita algunos de los proyectos que empezaban a hacerse realidad en la ciudad y que contribuirían a su la modernización: «En los meses siguientes empiezan a notarse los cambios en la ciudad: la creación de una Escuela de Artes y Oficios, Magisterio, la construcción de una nueva cárcel, la restitución de los derechos legítimos y fueros. La creación urgente de un Instituto de Segunda Enseñanza, el colegio Lope de Vega, el nuevo mercado de Abastos, en el puente de la Almina, el campo municipal de Fútbol «Alfonso Murube», El diario El Faro de Ceuta, Radio Ceuta ó la Mutua de Ceuta, entre otros.
Sánchez Prado, primer alcalde republicano y David Valverde el primer alcalde socialista de Ceuta
La corporación salida de las urnas el 12 de abril de 1931, realizó su primer acuerdo designando alcalde. Su nombramiento fue un acuerdo que firmaron los republicanos y el PSOE antes de las elecciones. El candidato que más votos obtuviera sería nombrado presidente de la corporación.
Literalmente el decreto decía:» En virtud de acuerdo adoptado se designa a Don Antonio López Sánchez Prado, como Alcalde Presidente del Ayuntamiento de Ceuta.
El agente de aduanas y miembro de la UGT de Ceuta, David Valverde Soriano, fue elegido concejal en las elecciones municipales ejerciendo como alcalde y sustituyendo a Sánchez Prado, desde enero de 1932 hasta septiembre de 1933. Durante su mandato se construyó la estación de autobuses y él mismo puso la primera piedra del Mercado de Abastos. Perteneció a la masonería con el nombre simbólico de «Alboloduy» formando parte de la logia «Hércules nº 446» de Ceuta. En 1936 fue teniente de alcalde de la corporación municipal hasta el golpe de Estado del 18 de julio. Fue detenido el 18 de agosto de ese mismo año e internado en la Fortaleza Hacho. Fue fusilado el 20 de enero de 1937 en Ceuta en represalia por un bombardeo de la aviación republicana.
Ayer, en la víspera de la conmemoración del 14 de abril, la tumba de Valverde no tenía ninguna flor fresca. En el homenaje de los socialistas y sindicalistas ceutíes para recordar a los que cayeron defendiendo la República, el alcalde socialista pasó inadvertido para las personas que se congregaron en el cementerio civil de Ceuta.
Un sueño truncado
La segunda República fue la obra de un grupo de hombres y mujeres, que vieron su oportunidad para construir el país en el que habían soñado vivir. Desgraciadamente ese sueño se vio truncado cinco años después, tras el golpe de estado militar que encabezó Franco y que acabó en una contienda fratricida que duraría tres años.
Una sublevación que comenzaría desde Ceuta y que se llevó por delante la vida de cientos de ceutíes por la represión llevada a cabo por militares y civiles opositores a la República, contra aquellas personas que, de algún modo, estaban fuera del ideario político del bando sublevado. Bastaba solo haber sido miembro o simpatizante de algún sindicato obrero, o ser conocido por actividades políticas contrarias a las que impusieron los simpatizantes del régimen fascista para ser fusilado o encarcelado, como cuenta Francisco Sánchez Montoya en el libro «Ceuta y el Norte de África: República, Guerra y Represión 1931-1934»publicado en 2004.
«Ha terminado la sesión, pero ¡oíd! Se aproximan días terribles para la República y es preciso que nos unamos y nos preparemos para defenderla. No es ocasión de huelgas, ni de disensiones, sino de que todos, como un hombre, cumplamos nuestro deber, ¡Viva la libertad! ¡Viva la República!»
Estas fueron las palabras que Sánchez Prado pronunció ante el pleno de la corporación municipal la víspera del golpe de estado contra la República en julio de 1936.
Ceuta se levantó republicana
Ceuta se consagró monárquica la noche del 13 y se levantó republicana el 14 de abril de 1931. Hoy 14 de abril se recuerda la llegada de la II República cuando se cumplen 91 años. Las tumbas de los fusilados en la fosa común del cementerio civil, que se ha convertido en un monumento a la «Libertad» se llenarán de flores tricolor y recordarán a los españoles que fueron asesinados por defender la II República.
La fosa común y las tumbas de los alcaldes, el doctor Sánchez Prado, del Partido Republicano Radical Socialista y de David Valverde Soriano primer alcalde del PSOE en Ceuta, serán los escenarios de peregrinación en este día de abril de muchos ceutíes que quieren recordar que la lucha por las libertades y la democracia fueron a costa de las vidas de muchas personas que dieron su vida por defender la democracia y que hoy honran la memoria de unos años trágicos para la historia de España.