3.653 días han pasado desde el 15 de mayo de 2011, fecha que simboliza un ante y un después en la política del siglo XXI en nuestro país. Una fecha sin la que sería difícil entender la configuración política actual y sobre la que hemos querido pedir un análisis al politólogo Julio Basurco, que nos contará qué ha supuesto el 15M y qué enseñanzas debe extraer la izquierda española de estos últimos diez años
Se cumplen diez años del 15 de mayo de 2011, fecha que pasará, si es que no lo ha hecho ya, a la historia como la que determina un antes y un después en la política española del siglo XXI. El 15M curó del desafecto político a una buena parte de la sociedad española que, por unas u otras razones, había perdido la esperanza de que surgiese una corriente alternativa con el músculo suficiente como para provocar un cambio sustancial en la vida cotidiana de los españoles y las españolas. Aquellas semanas sembraron una semilla que amenazaba con arraigar y abrirse paso entre los cimientos del bipartidismo hasta derrumbarlos.
Para el politólogo Julio Basurco, que estuvo presente en las concentraciones a favor del 15M que se produjeron en Ceuta y que, sin duda, fue una de las personas que en nuestra ciudad trató articular la indignación popular en un movimiento político transformador -no en vano, estuvo al frente de Podemos Ceuta entre 2014 y 2018-, «el 15M supuso la entrada en política de toda una generación, una repolitización que, además, se trasladó fuera de nuestro país».
Asimismo, Basurco entiende que «también fue una vacuna –aunque hemos comprobado que temporal– contra los movimientos de extrema derecha que ya empezaban a darse en otros lugares del mundo. En nuestro país, el 15M direccionó la indignación causada por la gestión de la crisis económica de 2008 hacia objetivos claramente democratizadores. El lema ‘No somos mercancía en manos de políticos y banqueros’ siempre me pareció muy representativo de la base pro-política y no antipolítica (reaccionaria) del 15M: ese ‘y banqueros’ clamaba no contra la política, sino por recuperar la política, por hacer política en un momento en que la política estaba secuestrada y puesta al servicio de los intereses económicos de una minoría».
El 15M en Ceuta
Como pasa con tantas otras cosas en nuestra ciudad, se puede decir que el 15M llegó tarde y sin mucho entusiasmo a Ceuta. Basurco, que fue uno de los/as que acudieron a las plazas y a las asambleas que se convocaron en Ceuta en aquellos días, recuerda que «aquí no se hizo notar mucho«. «Es decir, mientras que en otros lugares hubo acampadas y tensiones con las autoridades (no olvidemos las cargas policiales ordenadas por Delegaciones de Gobierno del PSOE en sus últimos meses de Gobierno), en Ceuta la cosa no pasó de breves concentraciones y asambleas«, explica.
No obstante, aunque tardó un llegar, el tsunami del 15M también se hizo notar en Ceuta, al menos, como «un soplo de aire fresco, una toma de conciencia que dio pie a la posterior implicación política de, sobre todo, quienes dimos forma tanto al Frente Cívico Somos Mayoría como, sobre todo, al Podemos de 2014-2018″.
«Asimismo -prosigue Basurco-, es difícil explicar, sin regresar a lo que supuso aquello, el movimiento estudiantil que se vivió aquellos años en nuestra ciudad (donde no hay movimiento universitario) a cargo de quienes, desde el Grado de Educación Social, crearon «Pedagogía Ciudadana«, precursores, por ejemplo, de la Marcha de la Dignidad en conmemoración de los fallecidos el 6F de 2014, y participantes también, de un modo u otro, en la andadura de Podemos Ceuta», profundiza el politólgo.
Enseñanzas del 15M
Para responder a qué es lo que nos ha dejado de herencia el 15M, el politólogo apunta a que resultaría «inexplicable«, por ejemplo, el hecho de «que una fuerza política como Podemos esté hoy en el Gobierno sin recurrir al 15M y a todo lo que vino después».
Pese a ello, Basurco afirma que, actualmente, «nos encontramos ya en otro ciclo con claves diferentes». «Es algo, en cierta medida, paradójico. Si bien, entre 2012 y 2016 había un gobierno conservador en nuestro país, fueron años en los que la vigencia del 15M se constataba en la capacidad que quienes surgieron (surgimos) de aquello tenían (teníamos) para ‘jugar a la ofensiva‘ y marcar la agenda, situando en el centro del debate público aquellas cuestiones nacidas de las acampadas y las asambleas; hoy, en cambio, con un gobierno progresista, el ritmo del debate lo marcan otros«, precisa.
En este sentido, el politólogo entiende que «esa ‘vacuna‘ del movimiento 15M contra los movimientos xenófobos, racistas y autoritarios, contra quienes redirigen la rabia ciudadana contra los más vulnerables, ha perdido efecto. Nuestra ciudad, con los seis Diputados cosechados por la ultraderecha en las últimas elecciones locales, y con su victoria en las Generales, es buena prueba de ello».
Pese a todo, Basurco sí cree que «el 15M nos deja varias enseñanzas»: «Para quienes nos identificamos con la izquierda política, aquello supuso una llamada de atención que se tradujo en un valioso aprendizaje que nunca debe olvidarse: los grandes movimientos con potencia para trastocar el statu quo no surgen de los consensos previos ni se articulan con las gramáticas existentes; habitualmente irrumpen y obligan a los actores que aspiran a la transformación a adaptarse a lenguajes nuevos que, no obstante, beben del mundo actual y no del mundo que nos gustaría que existiera». Es decir, «la mayor lección de los ‘manuales’ de acción política es, precisamente, la destrucción de los manuales, ser capaces de adoptar una actitud laica que, sin perder de vista el horizonte transformador, saber leer la realidad y las demandas de quienes, por diferentes razones, se sitúan en el centro del debate político«.
La salud del bipartidismo diez años después del 15M
Otra de las enseñanzas del 15M que, aunque no ha sido reseñada directamente como tal por el politólogo, en base a sus razonamientos, bien podríamos poner en boca de Basurco es que la «patada» que le dio al tablero político el movimiento tuvo, y sigue teniendo, consecuencias impredecibles.
A esta conclusión podemos llegar tras preguntar a nuestro casi colaborador habitual cómo cree que se encuentra el bipartidismo diez años después del 15M: si está herido de muerte y caerá tarde o temprano por más que alargue su agonía o si, por el contrario, ha salido reforzado tras la peor crisis que ha vivido en su historia:
«Es muy difícil hacer pronósticos. En los últimos años hemos visto de todo: hubo un momento en el que todos dieron por muerto a un PSOE que, apenas tres años después ganó las elecciones; Vox era un partido marginal antes de ayer, del mismo modo que se dio por sentado, primero, que Ciudadanos tenía opciones de presidir el gobierno y, después que se asentaba un nuevo sistema de partidos compuesto por cuatro grandes formaciones: PP, PSOE, Podemos y Ciudadanos. Son sólo algunos ejemplos de como ciertas «fotos fijas» han traicionado a todos los analistas desde, sobre todo, la irrupción de Podemos en 2014, sin ninguna duda la formación política que mejor supo traducir electoralmente lo que a nivel social reclamaba el movimiento de Los indignados«, nos responde Basurco.