Hacemos un repaso cronológico a la retirada de las concertinas de la valla de Ceuta. Desde la aprobación del plan de medidas para el refuerzo y la modernización de la frontera en enero de 2019, hasta el día que empezaron a retirarse las cuchillas de Frontera Sur en diciembre del mismo año. Analizamos los puntos de vista de los partidos y las organizaciones de defensa de los derechos humanos, la externalización de fronteras o la cooperación con los países de tránsito
Retirar las concertinas de las vallas de Ceuta y Melilla. Una promesa que el Gobierno de Pedro Sánchez lanzó a principios del año 2019 y que llevaba desde 2014 asegurando que si gobernaba el PSOE, las quitaría.
Cronología de la retirada de las concertinas
Fue en enero de 2019, cuando el Consejo de Ministros aprobó un plan de medidas para el refuerzo y modernización del sistema de protección fronteriza terrestre en las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla. En ese momento ya se hablaba de «incrementar la prevención contra la inmigración irregular, mejorar la eficiencia y seguridad de los miembros de las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado y asegurar el respeto a los derechos humanos». Este plan suponía, entre otras medidas, la sustitución de las concertinas para garantizar la seguridad de la frontera a través de medios menos cruentos.
El mismo enero, se conocía que las concertinas se «colaban» en Marruecos, en febrero Interior no sabía todavía cómo iba a sustituir las concertinas. Días más tarde Grande-Marlaska, visitaba Ceuta y aseguraba que las lesivas cuchillas se retirarían durante las próximas semanas y que se instalaría un sistema de seguridad menos lesivo para las personas.
Ya en abril, se veía como Marruecos blindaba su frontera con tres tramos de concertinas, foso y policía montada. En ese momento ya se podían comprobar los trabajos de blindaje del perímetro muy avanzados. Definitivamente, las concertinas desaparecerían de Ceuta, según las promesas del Gobierno, pero rodearían completamente el perímetro fronterizo del reino Alauita.
También en abril, la Delegada del Gobierno en Ceuta, Salvadora Mateos, anunciaba que la retirada quedaba pospuesta hasta la llegada de los técnicos y aseguraba que los trabajos comenzarían justo tras el estudio que éstos realizasen.
Fue a principios de abril, cuando una familia ceutí que pasaba el día en el campo, se encontró con dos jóvenes subsaharianos que acababan de saltar la valla. Completamente heridos por las cuchillas, los jóvenes migrantes fueron atendidos por la familia primero y luego por Cruz Roja, hasta su traslado al hospital.
Las organizaciones defensoras de los derechos humanos como la APDHA denunciaban que Marruecos hacía el trabajo sucio de Europa, «no se están quitando las concertinas, si no que se van a cambiar de sitio», denunciaba Ana Rosado, miembro del equipo investigador frontera sur del área de migraciones de la APDHA.
A finales de agosto, Grande-Marlaska, explicaba que el Gobierno seguía con las obras para retirar las concertinas de las vallas de Ceuta y Melilla y que las concluirían en 2020.
El 30 de agosto, pese a la construcción de la valla de Marruecos, consiguieron entrar a Ceuta más de 150 personas atravesando el vallado de Benzú, ocho migrantes quedaban encaramados a la valla, heridos por las concertinas. En el agua, dos lanchas de la guardia marroquí y una de la Guardia Civil. En tierra, más de 10 guardias pertenecientes a los Grupos de Reserva y Seguridad (GRS) de la Benemérita y una ambulancia de Cruz Roja. Las unidades de tierra, ayudadas por una grúa con una cesta, consiguieron sacar uno a uno a los migrantes del vallado procediendo a su devolución directa a Marruecos.
Pese a que las obras de la frontera habían comenzado con la puesta en marcha de la Frontera Inteligente, no fue hasta noviembre, en una nueva visita a Ceuta del Ministro de Interior en funciones, que éste aseguró a los medios locales que «las obras del perímetro comenzarían en 2019» y que las concertinas comenzarían a retirarse antes de que acabase el año y los trabajos finalizarían en 2020.
En lo que se refería a las acusaciones de organizaciones defensoras de los derechos humanos, quienes denunciaban que España estaba esperando para retirar las concertinas hasta que Marruecos terminase de construir su valla con triple concertina, el ministro en funciones, explicaba que «los tiempos en la administración pública son largos«, negando rotundamente esta acusación.
En noviembre, Interior anunciaba que Tragsa sería la encargada de llevar a cabo las obras, que han contaron con un estudio previo de la empresa pública Ingeniería de Sistemas para la Defensa de España (ISDEFE). En un comunicado de prensa, el Ministerio explicaba que hacía meses que este ente había propuesto tres opciones diferentes y que el ministerio, después de varias reuniones con las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado, había optado por una especie de tornos no fijados que impiden el agarre a la parte superior.
Según explicaba Interior, el ministro Grande-Marlaska se había encargado de informar en todo momento a su homólogo marroquí tanto del Plan como «de la necesidad de coordinación en las medidas de seguridad precisas a ambos lados de la frontera durante el periodo de realización de las obras«.
Se destinaba al proyecto un presupuesto de 18 millones de euros. El paquete total, de 32 millones, incluye otros “sistemas de protección fronteriza” que afectan a los controles del Tarajal. Entre estas medidas de «modernización» de la Frontera se encuentran el circuito de control televisión o la instalación de la frontera inteligente.
Lo cierto es que Marruecos, en noviembre, ya había finalizado su vallado, y que había reforzado su perímetro con presencia militar y policía montada.
No fue hasta el día 3 de diciembre cuando el ministerio de Interior comenzó los trabajos de retirada de las concertinas de la valla de Ceuta, cumpliendo así con su promesa de empezar los trabajos antes de final de año. Se calcula que tendrá un plazo de ejecución de 10 meses.
Las concertinas se sustituirán por «elementos menos lesivos», esto es la elevación del vallado en algunos tramos hasta los diez metros, tres más de los que existen actualmente y un complejo sistema de cámaras de vigilancia térmicas para la detección de los posibles acercamientos desde el lado marroquí, algo que reivindican los sindicatos policiales y asociaciones profesionales de la Guardia Civil.
Externalización de fronteras y cooperación con Marruecos
En base a esta colaboración directa con Marruecos en el control de los flujos migratorios en tierra, hace varios meses que el país vecino ha terminado la construcción de un muro anti-inmigrantes con concertinas, pagado con fondos europeos. Además, ha reforzado la presencia militar en el perímetro reforzándola con policía montada.
Por mar, la realidad no es diferente. Fuentes de Salvamento Marítimo confirmaban a eldiario.es hace unos meses que a través de un «proyecto de cooperación con Marruecos, pagado con fondos de la Unión Europea» se incrementaría «la capacidad de búsqueda y rescate de Marruecos». Se sellaba así una colaboración también de formación a agentes militares en operaciones de rescate marítimo, y en la ayuda de adquisición de activos tales como medios informáticos, de comunicaciones o unidades marítimas.
El pasado día 11 de diciembre, la Comisión Europea anunciaba su apoyo a Marruecos con 101,7 millones de euros, destinados a «combatir la inmigración irregular y el tráfico de personas», enmarcado dentro de un nuevo paquete de medidas de apoyo a distintos países al norte de África.
Según informaba EFE «el nuevo paquete, que incluye cuatro acciones a las que se destinarán 147,7 millones de euros con cargo al Fondo de Emergencia Fiduciaria para África, eleva los compromisos europeos en la región hasta los 807 millones de euros».
De estos 147,7 millones de euros, la agencia internacional de noticias señalaba que 101,7 millones serán destinados a «apoyar los esfuerzos de Marruecos para combatir el tráfico de seres humanos y gestionar la inmigración irregular, y aumentar la concienciación entre los jóvenes y sus familias sobre los riesgos que afrontan al tratar de cruzar el Mediterráneo».
Hace unos días explicábamos que de esta manera, la Unión Europea está pagando a un tercer país para que se haga cargo del fenómeno migratorio antes de que este llame a sus puertas. Algo que para las organizaciones de Derechos Humanos es una clara externalización de las fronteras.
El posicionamiento de las ONG sobre la externalización de fronteras
Es así como Europa se lava las manos y elimina las cuchillas que puso el gobierno de Zapatero en lo alto de las vallas de Ceuta y Melilla, a la vez que aumenta la colaboración con el reino Alauita para el control de los flujos migratorios por tierra y por mar. Una colaboración que, según denuncian las organizaciones de defensa de los derechos humanos que trabajan sobre el terreno, se basa en la realización de redadas de los bosques cercanos a Beliones, la persecución de los migrantes y las devoluciones al sur de Marruecos por parte de la policía marroquí.
Ana Rosado, miembro del equipo investigador frontera sur del área de migraciones de la Asociación Pro Derechos Humanos de Andalucía (APDHA), explicaba a El Foro de Ceuta que “se siguen externalizando fronteras y cada vez se recrudecen más esas maneras de externalizar las fronteras y del control migratorio”.
En julio, la Caravana Abriendo Fronteras pasó por Ceuta y las organizaciones que han gestionado la visita a Ceuta denunciaban que «las concertinas que no solo se quitan, sino que se multiplican en la valla que Marruecos ha instalado a escasos metros de nuestra ciudad con dinero europeo«.
En cuanto a lo relacionado con Salvamento Marítimo y la actuación de Marruecos también en los rescates en el mar, la APDHA, Irídia y el Sindicato de Periodistas de Andalucía(SPA) denunciaban que “el cambio de la filosofía operativa en el Sur, pasa por la dotación a Marruecos de salvamares (lanchas rápidas de rescate)” con el objetivo de «proveer a Marruecos de medios marítimos propios y la formación de personal militar marroquí» responde al objetivo de que sea Marruecos quien realice los rescates para que los migrantes vuelvan a Marruecos y no tengan que ser traídos a España.
En este sentido, tanto la APDHA, como el SPA e Irídia, piden el cese de los acuerdos con Marruecos, «país que vulnera sistemáticamente los derechos humanos de las personas migrantes, y con terceros países para que ejerzan de gendarmes de Europa«
Algo que además quedaría apoyado por diferentes informes de la Asociación Marroquí de Derechos Humanos (AMDH) y Amnistía Internacional que cuestionan que Marruecos se trate de un “puerto seguro”, al igual que CEAR. Las dos primeras, describen flagrantes violaciones de los derechos de las personas migrantes que transitan o parten desde Marruecos.
El muro de Vox, el Papa y otras voces
En marzo, el presidente de Vox, Santiago Abascal, en un mitin en Vista Alegre planteó la construcción de un muro en las fronteras de Ceuta y Melilla «que quizá debería pagar» el país vecino. Días más tarde, el secretario general de Vox, Ortega Smith, visitó Ceuta y aseguró que «los socios europeos tienen que hacerse cargo de la protección de la Frontera europea, y vamos a exigir que construyan ese muro, pero si no lo conseguimos, lo haremos los españoles, porque nos sobra dinero para construir ese muro y 50 muros más».
En marzo, Jordi Évole entrevistaba al Papa Francisco en Salvados quien contstaba duramente sobre los muros que pide la extrema derecha y sobre las cuchillas de las vallas que separan nuestra ciudad y Melilla de un Marruecos que hace de país de paso en el mapa migratorio.
Sobre las propuestas de algunos políticos de levantar un muro para frenar las migraciones, el Papa Francisco fue muy claro, «quien levanta un muro termina prisionero del muro que levantó«.
Évole, le explicaba que en Ceuta hay concertinas enseñándole un trozo de los alambres, explicando lo cruento y peligrosas que son con aquellas personas que las tocan. El Papa, lamentó que «es tal la inconsciencia que parece lo más natural». Con un tono sereno afirmaba que «nos hemos acostumbrado a esto. El mundo se olvidó de llorar. Esto es lo más inhumano que hay. Esto demuestra hasta dónde es capaz de descender la humanidad de una persona”.
En septiembre, Vox presentó en el Congreso una proposición no de ley en la que animaban a construir «muros infranqueables» en las fronteras de Ceuta y Melilla para impedir la entrada de personas migrantes. Por su parte, Vox Ceuta, a través de un comunicado de prensa, aseguraba que «se congratula» por la propuesta del muro.
Tras este anuncio de Vox, el arzobispo de Madrid, denunciaba que «el mundo no se arregla construyendo muros, sino haciendo puentes. Esto no es buenismo, sino de mi conciencia como cristiano y como pastor. La casa no se hace con muros sino con puertas. Habrá que establecer reglas de juego para caminar por esa casa, pero no hay que hacer muros».
En noviembre, con la nueva cita electoral, Vox sacaba de nuevo todo su arsenal y centraba su campaña en la construcción del Muro. Smith en su visita a Ceuta decía que ellos construirían «muro liso para que no se puedan cortar», ironizando el sobre las las críticas a las concertinas. También bromeaba sobre la posibilidad de «pintarlo de verde», para que sea «ecológico». Y decía que «nunca he visto una valla que salte», por lo que entiende que es quién salta el responsable de cortarse.
Unos días después del comienzo de la retirada de las concertinas, el 5 de diciembre, Vox Ceuta lamentaba este hecho, sin tener en cuenta la creación de la nueva valla en Marruecos, ni las redadas contra la población migrante en el norte del país, desde Vox siguen hablando de avalanchas. Hay que recordar que este año han conseguido saltar la valla menos de 200 personas y que en aguas del Estrecho han perdido la vida más de mil según Caminando Fronteras.