Este 25 de noviembre, el Día internacional para la eliminación de la violencia hacia las mujeres, la plataforma feminista de Ceuta alza la voz para denunciar que las mujeres continuamos siendo víctimas de una violencia de género que es global, no tiene fronteras, que se da en todos los países y sociedades, y que se dirige a todas las mujeres, por el mero hecho de serlo. Una violencia atroz con nefastas consecuencias en cualquiera de sus formas, psicológica, física, sexual, laboral, institucional, económica, acoso sexual u otras violencias infligidas por la pareja o expareja.
Pese a todos los avances y logros en la lucha contra la violencia hacia las mujeres, los demoledores datos nos recuerdan que queda todavía un largo camino de transformación social hacia una igualdad real en nuestra sociedad.
Los resultados de la Macroencuesta de Violencia contra la Mujer del pasado año 2019 constatan que la mitad de la población femenina mayor de 16 años ha sufrido violencia machista en algún momento de su vida. Esto es, 1 de cada 2 mujeres ha padecido violencia por ser mujer en nuestro país, y ello supone que más de 11 millones y medio de mujeres han sufrido violencia de género en alguna de sus formas ya sea física, sexual, económica o psicológica, así como acoso sexual, dentro del ámbito de la pareja o expareja, o fuera de él, y que además, hay otros tantos hombres que la han ejercido.
Además, de ese porcentaje, solo en torno al 28% de las mujeres lo ha hecho público a través de la denuncia, con lo cual la inmensa mayoría de la violencia permanece impune. En este año 2020 de las 41 mujeres asesinadas, solo 6 había interpuesto denuncia.
A estos datos, se suman los nocivos efectos de la pandemia de la Covid-19 que estamos sufriendo en este año. La ya de por sí vulnerabilidad de las mujeres y menores se ha agravado durante el confinamiento, obligadas a convivir con el agresor durante todo el día en la casa disminuyendo las posibilidades de solicitar ayuda, y por lo tanto con mucho mayor riesgo de sufrir violencia. De hecho, durante el estado de alarma se duplicaron las llamadas al 016, y las peticiones de ayuda a través de correo electrónico se dispararon en un 269%. El impacto de esta crisis amenaza con aumentar los índices de violencia hacia mujeres y niñas, y revertir muchos de los avances conseguidos.
Por ello es de vital importancia y desde la plataforma feminista solicitamos que se mantengan más que nunca las alertas y que se incrementen los recursos de atención, protección y acogida para todas aquellas mujeres y menores víctimas. Es necesario que las mujeres encuentren en las administraciones públicas apoyo, cercanía, empatía y por supuesto recursos para poder salir de las situaciones de violencia vividas. El pacto de estado contra la violencia de género que supuso la unión de instituciones y organizaciones en la lucha contra la violencia sobre las mujeres debe seguir impulsándose y avanzando sobre las diferentes medidas que en todos los ámbitos de la sociedad siguen siendo extremadamente necesarias. Necesitamos una educación no sexista e igualitaria, necesitamos sensibilización para romper ese silencio que todavía envuelve a las víctimas, necesitamos mejorar la respuesta institucional a través de la coordinación y cooperación, necesitamos intensificar la asistencia y protección a las mujeres y menores, necesitamos formación para entender que es un fenómeno complejo con múltiples dimensiones y necesitamos igualmente sensibilizar y llamar la atención sobre otras formas de violencia de género fuera del contexto de pareja o ex pareja como la violencia sexual, la trata de mujeres y niñas con fines de explotación sexual, o la mutilación genital femenina que afectan a millones de mujeres en todo el mundo.
Igualmente el trabajo de las administraciones necesariamente debe ir acompañado de la responsabilidad de la sociedad. Todos los días, en cualquier lugar, en cualquier momento, mujer u hombre debemos aportar nuestro granito de arena para combatir esta lacra. La prevención de la violencia contra las mujeres debe ser una tarea compartida que implique a toda la población. No puede ser algo que olvidemos hasta el próximo noviembre porque todos y todas debemos combatirla con una actitud de tolerancia cero ante el maltratador y ante cualquier comportamiento machista.
También es necesario alzar la voz contra las tesis negacionistas que cuestionan la violencia de género y que ponen en riesgo la libertad y seguridad de las mujeres. Ante la violencia de género no caben este tipo de discursos que debilita y cuestiona todo el camino recorrido, invisibiliza a las víctimas e incrementa el miedo y la culpa en las mujeres que la sufren.
Hay un largo camino por recorrer. Tenemos por delante un trabajo de transformación social en todas y cada una de las esferas de la sociedad. Debemos seguir avanzando en una educación en valores, tolerancia y respeto mutuo, avanzar en una sociedad donde hombres y mujeres compartan los mismos derechos y obligaciones tanto en el hogar como fuera de él, avanzar en una sociedad más sensible y concienciada ante los abusos e injusticias. Porque eliminar la violencia contra la mujer es una cuestión de justicia social.