Este mediodía la Plaza de la Constitución se ha pintado de morado para condenar la violencia machista y recordar a las 52 mujeres asesinadas este año en un acto organizado por la Ciudad
Un gran crespón violeta en el suelo, en memoria de las asesinadas. En frente, un mapamundi que daba a entender que la violencia machista es un problema internacional que no entiende de clases, religiones, o estados.
Rodeando estos dos símbolos, alrededor de un centenar de personas procedentes de distintos ámbitos. Política, educación, asociacionismo y ciudadanos/as que a título personal han querido mostrar su apoyo en la lucha contra la violencia machista en este acto organizado por la Ciudad Autónoma.
La lectura de un manifiesto oficial, que ha elaborado el Centro Asesor de la Mujer, recordaba a las 51 víctimas mortales a las que se ha sumado otra más esta misma mañana y por la que se ha guardado un minuto de silencio. Una vida más que a la corta edad de 26 años ha tocado a su fin porque un hombre ha entendido que esa vida le pertenece. Además, estas 52 víctimas mortales dejan a 43 niños/as huérfanos/as.
Solo 11 de estas 52 víctimas se atrevieron a denunciar a sus asesinos porque, como bien apuntaba el manifiesto, temían no ser creídas. «Porque la violencia socava a la mujer de tal manera que quedas reducida, empequeñecida, bloqueada, aislada y sin capacidad de respuesta«.
Responsabilidad colectiva
«Todas y todos, como familiares, vecinos/as, amigos/as, son responsables de romper con el silencio ante cualquier situación de violencia ante la que nos encontremos. Todos y todas, trabajadores/as debemos detectar cualquier indicio de violencia contra la mujer y visualizarlo. Todas debemos demandar a las instituciones que no cejen en el empeño de luchar contra esta lacra social» rezaba el manifiesto leído este mediodía en Plaza Constitución.
Por último, el manifiesto ha reclamado la unión entre hombres y mujeres para «seguir avanzando en una educación en valores, tolerancia y respeto mutuo. Para avanzar en una sociedad donde hombres y mujeres compartan los mismos derechos y obligaciones«. Porque acabar con la violencia machista «sigue siendo una cuestión de justicia social«.
La cultura: un arma contra la violencia machista
Estudiantes de Educación Social y residentes del CETI han representado la performance «A través de mis ojos» para visibilizar de manera simbólica el ciclo de la violencia machista en el ámbito de la pareja.
Igualmente, otro estudiante de Educación Social ha puesto el broche final al acto leyendo una poesía que preguntaba una y otra vez «¿Por qué se queja esa mujer?» hasta llegar al silencio, en el que ya no se queja, porque no puede. Porque la han matado.
Imágenes de Antonio Sempere