Las muertas no dudan, están enterradas y no van a caer en el olvido por mucho que ellos se empeñen en querer engañar a la opinión pública. La mendaz se ha instalado en el discurso, pero lo que pretende no es solo el negacionismo, sino que se vuelva a tiempos anteriores, donde las mujeres estaban en casa y cuidaban de sus hijos, maridos y mayores, además de no tener opinión ni independencia para el desarrollo de su vida. Es esta la clave que nos trae de nuevo a tener que salir a las calles, para reivindicar lo “obvio”.
Hace unos días una mujer parlamentaria (el enemigo siempre anda cerca), de este nuevo partido (que no nombro ni escribo, ya que es lo que buscan provocar para aumentar su presencia en redes), que no respeta algo tan obvio, para el buen funcionamiento de España, como la constitución, véase el artículo 14: Los españoles son iguales ante la ley, sin que pueda prevalecer discriminación alguna por razón de nacimiento, raza, sexo, religión, opinión o cualquier otra condición o circunstancia personal o social. Manifestó en Asamblea de Madrid: «Yo pondría como asignatura obligatoria, en vez de feminismo, costura (…) empodera mucho coser un botón».
Vamos por partes, señora parlamentaria. El feminismo no se estudia, es más, a lo largo de la historia se ha silenciado la presencia de mujeres en los libros de enseñanza, tanto científicas, escritoras o investigadoras en cualquiera rama de la educación no han sido tenidas prácticamente presentes. Por suerte en los últimos tiempos se están recuperando algunas. Se debería educar en igualdad, algo que tan poco se hace; de ser así no hubiéramos tenido que tráganos las risas de El Chicle, asesino de Diana Quer, ni de los miembros de La Manada en los juicios que se están celebrando esta semana, los cuales han dejado imágenes terribles, de los acusados tan felices de haberse conocido, mostrando una gran falta de sensibilidad con sus víctimas y sus familias, entre risas y chulerías frente a sus jueces.
Por otra parte no se crea usted señora parlamentaria, que aprender a coser es malo o nos resulta un insulto. Muchas mujeres han cosido y cosen a diario. Unas lo hacían antes en las casas, mi madre por ejemplo, pasaba noches haciendo ojales. Casi no sabía de aquello en sus últimos días cuando recordaba hechos de toda su vida me lo contó. Eran noches largas y toda ayuda era poca para una familia numerosa como la mía, decía que eran otros tiempos. Pero como ella miles de mujeres dignamente lo han hecho así que más respeto a todas ellas, ese tono suyo no me gustó nada. Y ahora miles de mujeres cosen en talleres en régimen de semi–esclavitud o esclavitud total en todo el mundo.
¡Quiero aprender a bordar! Para poder inscribir en una bandera la palabras «Libertad. Igualdad. Ley», como en su día hizo Mariana Pineda
Nunca olvide señora parlamentaria, que nos pueden quitar internet, los teléfonos, la tinta, las redes, las pinturas, acallar la voz. Pero nunca nos van a quitar la aguja y el hilo, y estas son herramientas de libertad. ¡Quiero aprender a bordar! Para poder inscribir en una bandera la palabras «Libertad. Igualdad. Ley», como en su día hizo Mariana Pineda y seremos muchas las que lo hagamos. Dos siglos han pasado desde que la mataron y sus palabras están bordadas en la memoria, siguen vivas en plena vigencia así que vamos a aprender para seguir defendiendo lo obvio.
“En la bandera de la Libertad
bordé el amor más grande de mi vida.”
Federico García Lorca de su obra Mariana Pineda