La organización asegura en su informe #NoEsAmor que la violencia de género se encuentra totalmente instaurada entre las mujeres más jóvenes y adolescentes, tanto entre los propios adolescentes como en las relaciones que existen entre adolescentes y personas adultas.
Alba sufrió violencia de género cuando tenía 15 años. No sabía que lo que vivía era violencia de género porque «pensaba que solo les pasaba a las mujeres mayores, que no era una cosa de adolescentes». Save the Children insiste en la necesidad de desterrar esta idea en el contexto de la conmemoración del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia hacia las Mujeres, que se celebra cada 25 de noviembre. La organización asegura en su informe #NoEsAmor que la violencia de género se encuentra totalmente instaurada entre las mujeres más jóvenes y adolescentes, tanto entre los propios adolescentes como en las relaciones que existen entre adolescentes y personas adultas. Sin embargo, esta violencia sigue en gran medida oculta e invisibilizada en los datos, campañas y actividades de sensibilización.
«Cuando las adolescentes sufren violencia de género encuentran barreras para acceder a servicios de atención integral especializada, que aúnen tanto la perspectiva de infancia como la de género», asegura Catalina Perazzo, directora de Incidencia Social y Políticas de Infancia de Save the Children. «La violencia de género se puede prevenir, pero para ello debemos repensar los roles y estereotipos de género, así como mitos y verdades sobre las relaciones», añade.
En España, solo el 21,7% de las mujeres víctimas violencia de género ha denunciado, según la Macroencuesta de 2019 sobre violencia de género. En el caso de las adolescentes, la organización cree que el número de denuncias podría ser menor. Save the Children insiste en la necesidad de que los adolescentes y las adolescentes sean identificados como colectivo específico en los estudios y las encuestas realizadas por los organismos oficiales para conocer la magnitud del problema.
Al no estar en el foco de las campañas de sensibilización contra la violencia de género, las adolescentes no se identifican como víctimas. «Desconocen que controlar el móvil, que les hagan comentarios acerca de la ropa o con quién salen de fiesta sean conductas de violencia de género. A veces incluso lo entienden como un gesto de amor», indica Perazzo. La construcción de estos modelos amorosos o de relaciones basadas en la desigualdad y en mitos sobre el amor dificultan identificar los comportamientos agresivos, especialmente aquellos que no acaban en una violencia física, sino de control.
También se suman factores propios de las relaciones en esta franja de edad: la intensidad de la primera relación amorosa, la creencia de que ese primer amor será el único y el verdadero, la influencia de la pornografía –el 47,4% de los adolescentes que ha visto contenido pornográfico ha llevado alguna escena a la práctica y no siempre con consentimiento previo, según el informe Desinformación sexual: pornografía y adolescencia– y las redes sociales –que tienen un gran peso y funcionan como una herramienta de celos, control, chantajes y humillaciones–.
Save the Children también recuerda que el 6,2% de las adolescentes de 16 y 17 años han sufrido violencia física por parte de parejas o exparejas, el 6,5% violencia sexual, el 16,7% violencia emocional y el 24,9% violencia psicológica o de control, según la Macroencuesta de 2019 –que solo recoge información a partir de los 16 años–.
DESARROLLO DE LA LEY DE PROTECCIÓN DE LA INFANCIA FRENTE A LA VIOLENCIA
Save the Children pide que esta problemática se aborde desde las actuales herramientas legales con las que se cuenta, teniendo como principal la Ley Orgánica de Protección Integral de la Infancia y la Adolescencia frente a la Violencia, aprobada este año.
«Necesitamos que la Ley Orgánica de Protección Integral de la Infancia y la Adolescencia frente a la Violencia despliegue todas sus medidas a todos los niveles administrativos. Esta ley, que nos ha situado a la cabeza a nivel mundial en legislación de protección a la infancia, no puede convertirse en papel mojado. Para ello, se debe elaborar ya la Estrategia de Erradicación de Violencia contra la Infancia, que pueda dotar de medidas de prevención, la detección temprana y la atención integral», concluye Perazzo.