La lactancia materna es uno de los temas más controvertidos y que más dudas generan desde el momento que te quedas embarazada y del que, aunque no lo pidas, todo el mundo opina, en muchas ocasiones de manera errónea, llevando desafortunadamente a que ante cualquier dificultad (o incluso sin ella) se recurra a la leche de fórmula sin saber realmente las implicaciones que ello conlleva.
LaOrganización Mundial de la Salud recomienda la lactancia materna exclusiva durante los seis primeros meses de vida y, a partir de ahí su refuerzo (no su disminución o intercambio) con alimentos complementarios al menos hasta los dos años. Lo ideal es iniciarla en la primera hora de vida y a demanda, ya que es el primer alimento natural de los niños, el más equilibrado, y va a proporcionarles toda la energía y nutrientes que necesitan. Cubre al menos la mitad de las necesidades nutricionales durante la segunda mitad del primer año y hasta un tercio durante el segundo año de vida. De hecho, la composición dela leche materna varía según el momento del día y las necesidades nutricionales del bebé.
Esta recomendación se basa en los beneficios sanitarios que tiene para el bebé y que llegan hasta la edad adulta. Estimula el desarrollo inmunológico, sensorial, cognitivo y el aprendizaje, además de proteger al bebé de enfermedades infecciosas por su contenido en inmunoglobulinas, disminuyendo tanto su incidencia como su gravedad y duración, favoreciendo, por tanto, un pronto restablecimiento. Además, como los anticuerpos provienen de la madre, son específicos para combatir los peligros a los que el bebé está expuesto en su medio ambiente. Disminuye el riesgo de sufrir muerte súbita del lactante y enfermedades alérgicas y autoinmunes, la enfermedad de Chron, trastornos digestivos crónico, obesidad y diabetes tipo 2. Favorece el correcto desarrollo de las estructuras orofaciales previniendo alteraciones del lenguaje. Los adultos que fueron amamantados obtienen mejores resultados en las pruebas de inteligencia. También contribuye a la salud y bienestar de la madre y disminuye el riesgo de cáncer de ovario y mama, diabetes tipo 2 y depresión postparto. Favorece la creación de relaciones afectivas entre la madre y el bebé, proporcionando una proximidad y seguridad que desarrollan la autoestima del niño. Además es una forma segura de alimentación e inocua para el medio ambiente. Estos beneficios son imposibles de obtener con leches artificiales.
Siendo conocedora de todas estas características únicas de la leche materna, amamanté(no sin bastantes dificultades) a mi primera hija hasta los tres años y actualmente, a sus catorce meses, aún sigue la segunda. Con ninguna de las dos la he podido mantener de manera exclusiva hasta los seis meses debido a mi incorporación al trabajo, que me obligó a introducir alimentación complementaria durante mi horario laboral, ya que en el caso de mi hija mayor, rechazaba el biberón o cuchara aunque contuvieran mi leche, y lo único que toleraba comer en mi ausencia (y sólo la mínima cantidad para sobrevivir) era puré de fruta, por lo que durante las siete horas de duración de mi jornada laboral es lo que comía y el resto del tiempo continuábamos sólo con la lactancia. Además, a pesar de que también se recomienda que las madres tengan en su trabajo o cerca de él un lugar seguro, limpio y privado para dar el pecho o extraerse la leche, en mi centro de trabajo (y creo por lo que me comentan mis amistades que en la gran mayoría), no existen instalaciones adecuadas para ello, por lo que aunque comencé sacándome la leche, al tener que hacerlo en sitios sin privacidad, comodidad ni seguridad e higiene necesarios, terminé porno hacerlo.
Cuando leí la propuesta para que la baja paternal se equiparara a la maternal, me pareció una medida adecuada, pero que debería haber sido posterior a la ampliación de la baja maternal a esos seis meses, al menos, que la OMS recomienda de lactancia materna exclusiva, ya que aunque hay casos como el mío en el que aunque no sea de manera exclusiva se consigue mantener la lactancia, hay una gran mayoría que la abandona, con todo lo negativo que ello supone tanto para la madre como para el bebé. Teniendo en cuenta mi experiencia personal no entiendo que el permiso por maternidad sea tan corto, ya que considero que influye negativamente en todos los aspectos del desarrollo del bebé, la separación tan temprana de su madre. Espero que algún día, que no sea muy lejano, aquellos que deciden en nuestro país, conozcan y tengan en cuenta realmente lo que necesita y es más beneficioso para el bebé y amplíen los permisos de paternidad y maternidad racionalmente y en base a criterios objetivos y basados en la máxima protección de la salud y desarrollo del bebé. Es más, desde mi punto de vista, lo ideal sería que dieran un tiempo de al menos doce meses de permiso y que los progenitores se pudieran repartir este tiempo entre ellos como consideraran más oportuno, ya que nadie mejor que unos padres van a conocer las necesidades de su bebé.
Gracias por el artículo Rosa, es muy interesante. Está claro que quien decide no piensa en la salud del bebé, porque la lactancia materna exclusiva es recomendable hasta los 6 meses de vida según la OMS. Hay un artículo muy interesante que habla sobre este tema y el debate sobre la equiparación de los permisos de maternidad y paternidad. Porque lo que está claro, es que hay que seguir luchando por alargar el permiso de maternidad de la mujer, para poder favorecer la lactancia.
https://www.sitly.es/blog/baja-por-maternidad/