El asesinato del líder del PP vasco marcó un punto de inflexión en la sociedad española y dejó un legado imborrable en la lucha por la libertad.
El 23 de enero de 1995, Gregorio Ordóñez, entonces teniente de alcalde de San Sebastián y líder del Partido Popular en el País Vasco, fue asesinado por ETA mientras almorzaba con amigos en un restaurante. Su muerte, a los 36 años, no solo truncó una vida dedicada a la política, sino que también sacudió a una sociedad que comenzaba a despertar frente al terror de la banda armada.
Ordóñez se convirtió en objetivo prioritario del «comando Donosti» por su valentía y su firme oposición al terrorismo. Pese a las constantes amenazas —incluidas balas enviadas a su casillero con mensajes como «Tu familia va a sufrir, vete de Euskadi, cabrón»—, el político donostiarra nunca cedió. «Con los asesinos de ETA lo único que hay que negociar es el color de los barrotes», afirmó días antes de ser asesinado de un disparo en la cabeza, un crimen perpetrado por Javier García Gaztelu, alias «Txapote», y Valentín Lasarte.
Un legado de lucha y resistencia
Gregorio Ordóñez no solo fue una víctima, sino un símbolo de la resistencia frente al miedo y la coacción de ETA. Su amiga y compañera, María San Gil, ha recordado con emoción aquel fatídico día y el impacto que tuvo en quienes lo conocieron. «Se nos truncó la vida, y eso nos marcará para siempre», expresó San Gil, quien destacó la valentía de Ordóñez por defender sus principios incluso a sabiendas del peligro. «Le asesinaron para matar sus ideas, pero sobrevivieron», aseguró, aunque lamentó que «el proyecto de ETA sigue más vivo que nunca».
San Gil criticó duramente la relación del actual Gobierno de Pedro Sánchez con Bildu, formación que considera heredera de ETA, señalando que «hoy son quienes le dan los votos a Pedro Sánchez para mantenerse en la Moncloa». También denunció los más de 400 homenajes a etarras registrados el año pasado, afirmando que «parece que han ganado los malos».
Una herida abierta en la historia de España
El asesinato de Ordóñez fue uno de los cerca de 1.000 crímenes perpetrados por ETA durante sus cinco décadas de terror, que dejaron un País Vasco marcado por el miedo, el dolor y el éxodo de miles de ciudadanos. Sin embargo, figuras como Gregorio Ordóñez, Miguel Ángel Blanco u Ortega Lara continúan siendo recordadas como referentes de la resistencia frente al terror.
«Las ideas de ETA mataron personas, y hoy sus herederos tienen representación en las instituciones», lamentó San Gil, quien abogó por un proyecto político conjunto entre el Partido Popular y Vox para «ofrecer una respuesta contundente a los golpistas y terroristas que gobiernan España».
Treinta años después, la memoria de Gregorio Ordóñez sigue inspirando a quienes defienden un País Vasco y una España en paz, libre del yugo del terror. Su sacrificio no fue en vano, y su legado permanece como recordatorio de que la valentía y la justicia siempre prevalecen frente a la barbarie.