En estos 6 meses, se han contabilizado 942 niños muertos o heridos -una media de cinco niños cada día-, de los cuales 356 perdieron la vida y 586 resultaron heridos
Al menos el 16% de los niños muertos confirmados desde que comenzara la guerra el 24 de febrero en Ucrania eran menores de cinco años. En estos 6 meses, se han contabilizado 942 niños muertos o heridos -una media de cinco niños cada día-, de los cuales 356 perdieron la vida y 586 resultaron heridos, según datos de la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos.
La ONU ha dicho que es probable que el número total de víctimas sea mucho mayor que las verificadas actualmente y que no se conocen las edades exactas de todos los niños y niñas víctimas. La mayoría de las víctimas infantiles confirmadas se debieron al uso de armas explosivas en zonas urbanas pobladas.
En la ciudad de Járkov, los incesantes bombardeos dañaron más de 600 edificios en el primer mes de la guerra, según las autoridades de la ciudad, incluyendo guarderías, escuelas y centros de salud.
EL IMPACTO DE LA GUERRA EN LOS NIÑOS Y NIÑAS
Los niños y niñas de algunas zonas del país están creciendo en la primera línea de una guerra brutal. Las zonas urbanas se utilizan como campos de batalla, lo que provoca muertes y lesiones que cambian su vida, y destruye la infraestructura necesaria para garantizar el acceso a alimentos y agua que salvan vidas.
Dana, de 29 años, y su hija, Antonina, de 2 años, huyeron de Járkov en marzo, en el momento álgido del bombardeo de la ciudad. Antes de conseguir escapar de la ciudad, se refugiaron en un sótano mientras no paraban de escuchar el sonido de los ataques aéreos.
«Antonina oía todas las explosiones y tenía miedo; no podía dormir. Cuando ocurre lo mismo aquí, se asusta y pregunta: ‘Algo ha explotado, mamá. ¿Qué ha explotado?», dice Dana. «Con una niña de sólo dos años y medio, no puedo explicarle qué es una guerra y que están muriendo niños. Es demasiado pequeña». En su lugar, le dice a su hija que los bombardeos son truenos. Pero esta táctica no funciona con sus sobrinos mayores, que son más conscientes de lo que ocurre.
«Hacen muchas preguntas. Uno de mis sobrinos tiene nueve años y pregunta: ‘¿Me moriré yo también?’. Sus padres se esfuerzan por elegir las palabras adecuadas para darle una respuesta», dice Dana. «Mi sobrina de cinco años pregunta: ‘Cuando sea mayor, ¿seguiré corriendo hacia el pasillo cuando haya una sirena?’. Así que entienden [que esto no es normal]».
Millones de niños y niñas ucranianos han huido de sus hogares, y se calcula que 3,1 millones de niños y niñas viven como refugiados en los países vecinos. Se cree que unos 3 millones de niños y niñas están desplazados internamente dentro de Ucrania.
«Aunque los niños de Ucrania no tienen nada que ver con las causas de la guerra, son los más afectados por ella. Están creciendo con el sonido de las bombas y los bombardeos, y con la imagen de sus casas destruidas, sus escuelas dañadas y sus amigos y familiares muertos o heridos», señala la directora de Save the Children en Ucrania, Sonia Khush.
A pesar de que las ciudades de todo el país están en primera línea de una guerra devastadora, los equipos de Save the Children están viendo cómo se producen actos de bondad y resistencia en todo el país. En Bucha, por ejemplo, -que resultó gravemente dañada por los bombardeos a principios de este año- la comunidad se ha unido para reconstruir un parque infantil destruido.
Khush dice que «los niños y niñas necesitan algo más que ayuda humanitaria, necesitan esperanza. Esperanza de que esta guerra termine; esperanza de que puedan volver a casa; y esperanza de un futuro. Sin un apoyo significativo y un cese inmediato de las hostilidades, Ucrania no solo se convertirá en un cementerio para más niños y niñas, sino también para las esperanzas y los sueños de la infancia».
Dana y Antonina viven ahora en Dnipro, donde Save the Children les ayuda con artículos de primera necesidad y alimentos junto a una ONG local, Pomagaem. Dana espera volver a Kharkiv Járkov el mes que viene si es seguro hacerlo. Sus amigos y familiares están dispersos por todo el país. «Vivimos al día. Para nosotras, tenemos claro que no nos vamos a quedar aquí en Dnipro permanentemente», manifiesta Dana. «Vamos a volver a casa».
Save the Children pide el cese inmediato de las hostilidades como única forma de proteger a los niños y niñas de la violencia y la vulneración de sus derechos. La organización humanitaria condena los ataques contra la población civil y las infraestructuras civiles, incluidas las escuelas y los hospitales, así como el uso de misiles balísticos y otras armas explosivas imprecisas, que están causando víctimas civiles, y violan el derecho internacional humanitario.