Como cada año, el 1 de octubre se celebra el aniversario del Derecho al voto femenino aprobado por las Cortes en 1931. Han pasado ya 89 años desde que a las mujeres se les reconociese este derecho por el que tanto llevaban luchando. Se plasmó en el artículo 36 de la Constitución Española de 1931, teniendo a Clara Campoamor, escritora, abogada y política madrileña, como activista principal.
Para poder conseguir el derecho al sufragio universal, la lucha comenzó desde el momento en el que en las elecciones de junio de 1931, con el Gobierno provisional de Alcalá Zamora tras la caída de la monarquía de Alfonso XIII y la proclamación de la Segunda República el 14 de abril de 1931, salieron elegidas tres diputadas: Victoria Kent, abogada, del la Conjunción Republicano-Socialista (CRS); Clara Campoamor, del Partido Republicano Radical (PRR); y Margarita Nelken, escritora y crítica de arte, del Partido Socialista Obrero Español (PSOE).
Diario de sesiones de las Cortes Constituyentes
Nos adentramos dentro del diario de sesiones de las Cortes Constituyentes del día 1 de octubre de 1931, donde se puede observar la discusión y votación del artículo 36 de la que iba a ser la Constitución. El artículo 36 decía lo siguiente: “Los ciudadanos de uno y otro sexo, mayores de 23 años, tendrán los mismos derechos electorales conforme determinen las leyes”.
Victoria Kent, después de que varios diputados debatiesen en torno a la edad para ejercer el derecho al voto, intervino en contra de concederle el voto a las mujeres: “creo que el voto femenino debe aplazarse, no es el momento de otorgar el voto a la mujer española”, porque expresó que para cambiar de parecer necesitaría haber visto a “madres en la calle pidiendo escuelas para sus hijos”. Quería aplazar el voto de la mujer porque las mujeres necesitaban “algún tiempo de convivencia con la República para encariñarse a ella”.
En contraposición a la opinión de Kent, Clara Campoamor respondió: “¿cómo puede decirse que la mujer no ha luchado y que necesita una época, largos años de República para demostrar su capacidad? Y, ¿por qué no los hombres?”.
Con respecto a retrasar este derecho, Campoamor se dirigió a la oposición de la siguiente forma: “no tendréis nunca bastante tiempo para llorar al dejar al margen de la República a la mujer que representa una fuerza nueva, una fuerza joven; que ha sido simpatía y apoyo para los hombres que estaban en las cárceles ; que ha sufrido en muchos casos como vosotros mismos, y que está anhelante, aplicándose a sí misma la frase de Humboldt, de que la única manera de madurarse para el ejercicio de la libertad y de hacerla accesible para todos es caminar dentro de ella”.
Muchos eran los que temían que la mujer con ese derecho al voto pudiese debilitar a la ya frágil república, incluso la izquierda estaba dividida en este asunto. Se utilizaron argumentos filosóficos, biológicos, culturales, religiosos y educacionales, intentando que no fuese un tema importante, cosa que resaltaba el machismo de aquella época. Tras el debate, se procedió a la votación donde ganó el sí por 161 votos frente a los 121 noes.
Clara Campoamor, referente feminista
En contraposición a su partido, el Radical, Campoamor consiguió convencer a los diputados hasta lograr los votos necesarios para que el derecho al voto femenino fuese una realidad. España no fue uno de los últimos países en decretarlo, pero tampoco de los primeros, ya que en Europa Finlandia lo hizo en el año 1907, seguida de Noruega y Suecia.
La primera vez que las mujeres pudieron ejercer su derecho a voto fue en las elecciones generales del 19 de noviembre de 1933.
Los resultados dieron una mayoría parlamentaria a los partidos de centro-derecha y de derechas. Estos partidos se integraron en la Confederación Española de Derechas Autónomas (CEDA). Por su parte, el partido de Clara Campoamor se presentó como una opción de centro junto con algunos partidos de centro-derecha. Su campaña: ‘República, orden, libertad, justicia social, amnistía’, no convenció a los votantes. Los partidos de derechas ganaron 200 diputados, mientras que los de centro-derecha se quedaron en 170 y los de izquierda terminaron con 91.
El triunfo de la derecha hizo que Clara Campoamor y Victoria Kent no pudiesen renovar sus escaños. Además, la carrera como política de Clara terminó después de las elecciones, al querer en 1934 entrar a formar parte de Izquierda Republicana, y ser rechazada. En 1936, a consecuencia de ello, escribió el libro ‘El voto femenino y yo: mi pecado mortal’.
Con el comienzo de la Guerra Civil de 1936 se tuvo que marchar al exilio a Buenos Aires, donde trabajó de traductora y escritora de biografías. Finalmente, en 1955 se instaló en Ginebra, Suiza, donde ejerció como abogada hasta que perdió la vista. Le diagnosticaron un cáncer en 1972 y murió el 30 de abril de un infarto. Sus restos fueron trasladados a los pocos días a San Sebastián, Guipúzcoa.
La figura de Clara se ha hecho tan importante en nuestra historia, que según comentó el martes pasado en una rueda de prensa María Jesús Montero, la portavoz del Gobierno, que “el Consejo de Ministros ha iniciado el trámite para cambiar el nombre de la Estación de Madrid Chamartín a Madrid Chamartín Clara Campoamor”.
Desde el Consejo de las Mujeres del Municipio de Madrid, este jueves 1 de octubre, como cada año, se realizará una ofrenda Floral a Clara Campoamor a las 18:00 horas en la Plaza Guardias de Corps, frente al centro Cultural Conde Duque. Participarán: Lourdes Hernández, presidenta del Consejo de las Mujeres del Municipio de Madrid; Maite Pacheco, concejala del PSOE; Rita Maestre, portavoz de Más Madrid; José Aniorte, delegado del Gobierno en el área de Familias, Igualdad y Bienestar Social; y Gloria Nielfa, historiadora.
Clara Campoamor, pionera
Campoamor tuvo que trabajar de modista desde niña, ya que su padre, bibliotecario del Partido Republicano y referente para ella, murió cuando ella tenía 10 años. Con la edad de 21 años opositó como Auxiliar de Telégrafos y fue destinada a Zaragoza y a San Sebastián. A los 25 años lo hizo para ser profesora de taquigrafía y mecanografía en la Escuela de Adultos de Madrid.
En 1914 ingresa en el Ateneo de Madrid y en 1930 forma parte de la Junta de Gobierno de este. Por otra parte, la Asociación Femenina Universitaria hace que tenga contacto con el movimiento feminista en Europa a través de varios viajes que realizan. Con 36 años se licencia en Derecho y pide su ingreso en el Colegio de Abogados de Madrid. En 1924 ingresa en la Academia de Jurisprudencia y es cofundadora de la Federación Internacional de Mujeres de Carreras Juristas. Además, fue la primera mujer abogada que intervino ante el Tribunal Supremo.
Luchó contra la prostitución y contra la pena de muerte y le preocupaba mucho el trabajo infantil que había en esa época. También fundó la Asociación de Mujeres por la Paz y fue la primera mujer que habló ante las Naciones Unidas para los derechos de las mujeres.
En septiembre de 1931, ya como diputada, fue la primera mujer que intervino en las Cortes, legalmente convocadas.
Situación actual en el Congreso
El Congreso de los Diputados, a día de hoy, cuenta con 151 diputadas: 59 pertenecen al Grupo Socialista (GS); 36 del Grupo Popular (GP); 19 del Grupo formado por Confederal de Unidas Podemos, En Comú Podem y Galicia en Común (GCUP-EC-GC); 14 del Grupo VOX (GVOX); 7 del Grupo Republicano (GR); 6 del Grupo Plural (GPlu); 5 del Grupo Ciudadanos (GCs); 2 del Grupo Euskal Herria Bildu (GEH Bildu); 2 del Grupo Parlamentario Mixto (GMx); y 1 del Grupo Vasco [GV (EAJ-PNV)].
Aunque cada vez hay más mujeres en los partidos políticos, siguen siendo minoría, ya que son 151 diputadas frente a 199 diputados. No es una gran diferencia si miramos atrás en el tiempo, pero las mujeres tenemos que seguir luchando para que realmente haya una igualdad entre mujeres y hombres.
Fotos archivo AmecoPress / Pies de foto: 1) cedida por el Consejo de las Mujeres del Municipio de Madrid; 2 y 6) cedidas por el archivo Ateneo de Madrid; 3) cedida por el Congreso de los Diputados; 4, 5, 7) cedidas por la Biblioteca Nacional de España