Se llamaba Essoh, era camerunés y es un de los 37 migrantes muertos hace un mes en el intento de salto a la valla del pasado 24 de junio. Hace poco más de un año había cruzado a Ceuta, pero fue devuelto en caliente, durante la crisis de mayo
Se cumple un mes del salto a la valla en Melilla que será recordado en la historia de los intentos desesperados de cruzar fronteras como el más trágico y violento donde cientos de personas luchaban para conseguir entrar a una Europa cada vez más cerrada. La frontera Sur de Europa no es la única que soporta una presión migratoria importante. En Melilla el pasado 24 de junio fueron unos dos mil migrantes los que bajaron del Gurugú para intentar cruzar a Europa y dejar atrás una vida miserable que los condena a la exclusión y les roba las oportunidades.
23 muertos según las autoridades marroquíes y hasta 37 que cifran las oenegés que trabajan en el terreno. La cifra puede seguir aumentando. La brutalidad ejercida por los policías de Marruecos también dejó más de 200 heridos. No hay ninguna justificación. Las imágenes grabadas en las puertas de la valla son aterradoras. Personas hacinadas en el suelo, algunas mal heridas y otras ya sin vida, asfixiadas, aplastadas y apaleadas. Más de 7 horas sin atención médica aseguraba que la cifra de muertos puede ser más elevada.
Una de estas personas es Essoh. Un joven camerunés de 24 años que llegó a Marruecos junto a su hermana con la intención de cruzar a Europa hace 2 años. Essoh y su hermana Lisa (nombre ficticio) salieron de Douala, en Camerún decididos a hacer el camino.
Allí dejaron a cargo de su abuelo una hermana, la más pequeña de la familia. Los padres de Lisa y Essoh habían muerto años antes. Al sentir la falta de oportunidades que ofrecía Camerún para las personas jóvenes, deciden poner rumbo a Europa para tratar de encontrar una vida mejor.
A Lisa que vive en Tánger con su hijo de tres años le llegan mensajes con lo que estaba pasando en la frontera con Melilla. Lisa sabe que su hermano marchó a Nador junto a un compañero de viaje con la intención de cruzar la verja, ya sin concertinas, que separa Marruecos, un país poco seguro que no ofrece nada a los africanos negros. Lisa contempla estupefacta y llena de temor como los gendarmes marroquíes empujan y golpean a sus hermanos africanos. No quiere ni imaginar que uno de esos cuerpos que yacen en el suelo es el de Essoh, su hermano del alma que tanto le ayudaba para que ni a ella ni al bebé les falte sustento. Él trabajaba, si a eso se le puede llamar trabajo, en la ciudad intentando sacar unos dirhams haciendo de todo un poco. Desde limpiar coches a vender pañuelos en algún semáforo.
Lisa observa en los videos como la policía maltrata en el suelo a unos jóvenes que sin poder defenderse están malheridos y exhaustos. En lo más profundo de su ser confía que su hermano es uno de los 133 chicos que consiguieron burlar la seguridad, primero en territorio marroquí para después sortear el dispositivo que la Guardia Civil había desplegado para intentar detener el cruce. Lisa piensa que él no es ninguno de los que se ven en las imágenes intentando abrirse camino a pedradas contra los agentes. Está convencida que Essoh estará descansando en el CETI melillense feliz de haber conseguido su sueño. No reconoce a ninguno de los jóvenes africanos que corren por las calles de Melilla gritando “Bossa”, aun así, está segura de que Essoh aparecerá en poco tiempo y le anunciará con un mensaje a su móvil que lo ha conseguido cuando pueda tener conexión inalámbrica, que hará todo lo posible para traerla a ella y al bebé tan pronto como él pueda trabajar. Piensa que esta vez tendrá suerte.
Un año antes la pareja de hermanos estuvieron en la frontera con Ceuta en los tres días de mayo que duró la crisis fronteriza con Marruecos cuando casi sin creerlo vieron como miles de personas podían entrar y que la policía marroquí les ayudaba. Los “Alis” (fuerzas auxiliares que patrullan el perímetro en la zona marroquí) abrían las puertas a para que todas las personas que lo desearan salieran de Marruecos. Muchas cruzaban por la valla y otras se echaban al mar para bordear el espigón del Tarajal. La policía española, desbordada por la situación, apenas tenía tiempo para sacar del mar a las miles de personas, entre ellas mujeres y niños recién nacidos, que nadaban hacia la orilla de la playa del Tarajal de Ceuta.
Así que decidieron salir con lo puesto hacia Fnideq (Castillejos) donde iban acompañados por cientos de africanos que caminaban por la carretera que va desde Tánger hacia la frontera de Bab Septa todavía incrédulos por la oportunidad que se les presentaba.
Lisa y Essoh consiguieron entrar en Ceuta. Tras sortear la barrera se toparon con el ejército que la noche anterior el gobierno, en una medida sin precedentes, desplegó en la frontera para tratar de evitar que siguieran entrando más personas a Ceuta. Los soldados los condujeron de vuelta a territorio marroquí a los pocos minutos de haber conseguido llegar a España. Lisa y su bebé no tuvieron ni la más mínima oportunidad de recurrir al derecho de pedir asilo en nuestro país que les permitiera quedarse en el dispositivo de acogida en las naves del Tarajal junto a otras mujeres subsaharianas que también habían conseguido llegar junto a sus hijos. Ella no tuvo suerte. La lotería del destino le negó algo que, sin las condiciones de presión en la frontera, como la que se produjo aquel 18 de mayo, hubiera sido impensable que las autoridades españolas devolvieran a Marruecos a dos personas tan vulnerables. Así fue, Lisa, el bebé y Essoh, estaban en la puerta de salida unas horas después de haber besado la libertad. Volvían al infierno…
Las horas pasan y sigue sin noticias. Lisa comienza a tener malos pensamientos después de ver los videos explícitos que circulan por las redes sociales. Por la tarde de ese mismo viernes recibe una llamada desde Nador. Es una voz que no alcanza a identificar porque está desgarrada. Es la voz de un joven al que ha visto muchas veces acompañando a Essoh desde que llegaron a Marruecos. Ahora sabe que algo malo ha pasado. Es el amigo y confidente de Essoh: “¡Lo han matado! ¡Lo han matado! Está muerto. Le han disparado en la cabeza y está muerto”.
Lisa siente tanto dolor en ese momento que no es capaz de reaccionar. Ella no puede asumir que su hermano sea uno de los chicos maltratados inhumanamente en la valla del Barrio Chino de Melilla. El teléfono se corta y ya no se puede volver a conectar. Lo han detenido. La noticia de la muerte de su hermano se la trasladó el amigo de Essoh que también participó en el salto. Él logró salir con vida y le ha explicado que a su hermano le dispararon. Desde entonces no ha vuelto a saber nada de su amigo.
Un audio que recibe Lisa, al que hemos tenido acceso, fue enviado a cientos de personas relatando la tragedia. Supuestamente es de otro migrante africano que tiene algún contacto con Melilla. Marruecos desmintió que hubiera fallecidos entre las fuerzas de seguridad. Tan solo se limitó a informar de algunos heridos de consideración. Nadie puede confirmar lo que reproduce el audio. Esta es la traducción literal:
“Los gendarmes que hay muertos son 4, porque el enfrentamiento ha salido mal. Los africanos estaban armados con armas blancas, quiere decir, con cuchillos, barras de metal, de madera… todo lo relacionado. Ha salido mal. La gendarmería marroquí también ha disparado con balas reales. La gendarmería marroquí también ha disparado con balas reales. Así que tengan mucho cuidado, hay otros dos que también han muerto, pero no conocemos el número. Tenemos una fuente fiable y que nos dice que 4 gendarmes han muerto, 4 gendarmes que han muerto en el combate. Y hay muchos negros que han muerto pero no conocemos el número exacto. Así que, tengan mucho cuidado. Habrá una redada general. Se va a hacer una redada general a nivel de Marruecos. Quédense en casa, porque si sales y te atrapan, esto puede ser terrible. Por eso, tengan mucho cuidado. Los marroquíes, están muy enfadados, esto ha salido en las redes sociales y en los medios informativos. Así que nosotros los que estamos aquí en el territorio marroquí, en particular en Tánger, debemos tener mucho cuidado, quédense en casa, tranquilamente, tranquilamente”.
En el mensaje que recibe Lisa revela que ha habido disparos con armas de fuego. No se puede confirmar ese dato pero algunas organizaciones que están en Nador han recogido testimonios de chicos que cuentan que hubo disparos con armas de fuego.
La voz de la chica está sembrada de miedo. En el mensaje asegura que a su hermano, Essoh, de 24 años, lo mataron el viernes 24 de junio cuando intentaba cruzar a Melilla saltando a la fuerza la frontera de Nador (Marruecos).
Ella dice que no murió aplastado. Que tampoco perdió la vida por un mal golpe después de que un tramo de la valla se viniera abajo. “A mi hermano lo mataron de un tiro en la cabeza”, dice. Y acusa: “Marruecos es el verdugo”.
Según distintas oenegés de defensa de los migrantes y de Derechos Humanos que trabajan sobre el terreno, las víctimas mortales serían 37, pero Marruecos hasta el momento sólo ha aceptado 23. Un mes después todavía no se tiene noticia de muchos chicos que no han dado señales de vida desde aquel fatídico 24 de junio.
Una de esas víctimas, según su hermana, sería Essoh Guilaine Parfait. Sin embargo, ella no ha podido acreditar de ningún modo que Essoh se encuentre muerto. Nos pusimos en contacto desde este medio con tres de las ong en Marruecos. Las tres manejan ese nombre como una de las posibles víctimas. Pero tampoco a ellas Marruecos les ha facilitado, al menos, las identidades de esos 23 migrantes cuya muerte sí reconocen.
Trataron de enterrarlos a toda prisa
El país vecino, en un intento por dar por zanjadas la tragedia migratoria y la crisis vivida en su lado de la valla, se apresuró en enterrar a los muertos sin someter a autopsias y sin identificar a las víctimas.
El lunes siguiente al día de autos, Marruecos tenía previsto comenzar a sepultar en el cementerio de Nador, en una colina a las afueras de la ciudad, a las 16 primeras víctimas. Todavía se desconoce si se han producido los enterramientos y si las familias han podido identificar algún cadáver depositado en la morgue de la ciudad norteña tras el traslado desde la frontera cercana a Melilla.
Desde aquel Viernes Negro en la valla de Melilla, como ya lo llaman algunas ONG, la hermana de Essoh se pasa las horas revisando cada vídeo que le llega y en el que aparecen decenas, quizás más de un centenar, de personas tendidas en el suelo, unas sobre otras, muertas entremezcladas con moribundas. Ella no lo encuentra. No halla, entre ese rosario de cuerpos, la cara de su hermano.
Sin embargo sus contactos en Nador, otros migrantes que sueñan con alcanzar territorio europeo, le aseguran no tener duda de la suerte que corrió su hermano. Alguno vio cómo, presuntamente, un gendarme le pegó un tiro, y lo mató.
La Asociación Marroquí de Derechos Humanos (AMDH) solicitó que no se entierren los cuerpos de las víctimas hasta que no se les identifique. También ha pedido una investigación seria e independiente. Amnistía Internacional y Human Right Watch también lo han hecho.
Marruecos culpa a España
Marruecos a través del Consejo Nacional de Derechos Humanos ha emitido el informe preliminar y culpa a España de las muertes de los migrantes. El Informe indica que las muertes registradas, según las pruebas forenses realizados a los cuerpos de las víctimas, se debieron a asfixia mecánica provocada por la estampida, congestión y caída desde lo alto de la valla, así como a la estrechez de espacio y la acumulación de una gran cantidad de migrantes en la angosta calle de separación del cruce, cuyas puertas estaban cerradas. Aunque dichas evidencias aún no son concluyentes, presumiblemente hubo un excesivo uso de la violencia por la policía marroquí.
El consejo también quiso informar que los cuerpos de los inmigrantes muertos no fueron enterrados horas después de “el asalto a la valla” y que los miembros del comité confirmaron la cantidad de cuerpos durante su visita a la morgue de Nador y agregaron que el comité regional del Consejo está siguiendo las autopsias y análisis de ADN como la única forma de determinar la causa de las muertes. La presidenta del CNDH se mostraba enfadada y criticaba la “distribución de imágenes falsas y publicaciones en redes sociales que nada tienen que ver con estos enfrentamientos”, lo que a su juicio provocó una profunda confusión en la opinión pública nacional e internacional sobre denuncias del uso de balas y mala atención médica.
El organismo dependiente del gobierno marroquí pidió fortalecer las medidas para mantener el orden en el área de la valla para garantizar la seguridad de las personas, y señaló que el enfoque de la Unión Europea, en particular, en el campo de la migración, que se limita a cerrar sus fronteras y fomentar la gestión de los flujos migratorios por parte de los países vecinos, sólo conducirá a calamidades y tragedias. En el mismo contexto, el Consejo ha expresado su pesar por la gestión de la inmigración por parte de los países de Europa, especialmente para los inmigrantes de Oriente Medio y concluye subrayando la necesidad de adherirse a los principios de necesidad y proporcionalidad, cualesquiera que sean las circunstancias, para proteger la integridad física de las personas migrantes.
Europa pide España no contribuir a las violaciones de Derechos Humanos en sus fronteras
El Comisionado para los Derechos Humanos del Consejo de Europa ha pedido a España que garantice medidas humanitarias de control fronterizo que no conduzcan a violaciones de derechos humanos tras lo ocurrido en Melilla. La comisionada para los Derechos Humanos del Consejo de Europa, Dunja Mijatovic, envió una carta al ministro del Interior de España, Fernando Grande-Marlaska, en la que pedía una investigación sobre las muertes en la valla y señaló que los estados miembros del consejo no deben contribuir a las violaciones de los derechos humanos mientras implementan las medidas adoptadas para hacer cumplir su cooperación migratoria con terceros países. España y Marruecos tienen un acuerdo sobre control migratorio y ambos países coordinan acciones para evitar las entradas irregulares de personas migrantes, en las dos fronteras terrestres y en las vías marítimas, desde la ruta canaria a las rutas atlánticas y del Mediterráneo Occidental.
Mijatovic, pidió a España que mejore la transparencia y la rendición de cuentas sobre las prácticas de control fronterizo en casos de expulsión mediante la realización de evaluaciones de impacto sobre los derechos humanos, el desarrollo de estrategias de mitigación de riesgos y la garantía de un seguimiento independiente del impacto sobre los derechos fundamentales de las personas migrantes.
La Fiscalía española, a petición de su coordinadora de Extranjería, ha comenzado a practicar diligencias para conocer más detalles de lo ocurrido en la valla. A la espera de recibir un primer informe de la Guardia Civil. El Defensor del Pueblo, Ángel Gabilondo, se ha trasladado a Melilla para recabar información a fin de intentar esclarecer lo sucedido aquella mañana del viernes 24 de junio.