ACOHACE se ha puesto en contacto con Sanidad para profundizar y sacar conclusiones sobre el decreto por el que se dictan las normas sobre el sacrificio a realizar al ganado ovino y caprino, con motivo de la festividad del Eid al Adha
El decreto de Sanidad es un intento de desacralizar uno de los ritos más importantes de los musulmanes, reduciéndolo a mera carne. Un rito que es milenario y que estaba y se practicaba en Ceuta y en todo el mundo mucho antes de que nacieran quienes ahora quieren eliminarlo. Un decreto que sale ahora, una vez finalizadas las elecciones.
Uno de los motivos por el cual las familias musulmanas sacrifican en sus casas tiene que ver con el acto que encierra el propio sacrificio, cuyo principal objetivo es concienciar a los miembros de la unidad familiar, en especial a los más pequeños, sobre la acción llevada a cabo por Abraham, que obedeciendo la orden de Dios aceptó sacrificar a su hijo Ismael, que lo aceptó gratamente. Se trata de transmitir que el Islam se fundamenta en la fe inquebrantable en Dios.
Tales cosas resultan imposibles en mataderos y módulos móviles, un invento que amenaza costumbres arraigadas, a las que no son ajenos quienes lo gestionan y promueven como alternativa a un acto fundamentalmente religioso. O lo que es lo mismo. Innovación (Bid 3a).
Sanidad establece la obligación de sacrificar en el matadero permanente de la barriada de los Rosales y en los módulos móviles, señalando al respecto que haciéndolo dentro de dichos recintos no haría falta aturdimiento, o como han explicado a Acohace “totalmente halal”, una expresión que demuestra cierto desconocimiento, pues algunos métodos de aturdimiento no menoscaban el concepto “Halal”.
El “totalmente halal” de Sanidad es una expresión que se desliza en un afán de convencer a los escépticos sobre los mataderos móviles, así como que resulta hipócrita que ahora Sanidad se preocupe por lo halal cuando la ciudad y sus estanterías están repletas de productos dudosamente señalados como halal. Mucho favor haría Sanidad a los consumidores musulmanes si se interesara por los métodos de sacrificio, transporte, almacenamiento, distribución y puesta en estanterías de todos los pollos y otras carnes que llegan a la ciudad.
Lejos de esta realidad, Sanidad impone la obligación del aturdimiento si el sacrificio se realiza fuera de los módulos móviles , incluso obliga a la explotación ganadera a realizar un seguimiento de compradores particulares, so pena de sanción, por señalar “ilegal” tal acción. Resulta muy difícil, por no decir, imposible, que un particular se provea de métodos de aturdimiento, siempre tan complejos y tan difíciles de definir.
Sanidad, tal vez impulsada por los promotores de los módulos móviles, cuya actividad el año pasado fue un desastre, olvida conscientemente el sentido tradicional y familiar de la festividad del Eid al Adha.
Unas normas que promuevan conciencia sobre bienestar animal siempre serán bienvenidas, y hacen falta, incluso etiquetar los medios de transporte de animales como aptos previa formación al respecto, pero otra cosa es pretender erradicar una tradición milenaria únicamente para favorecer y tonificar la actividad de la empresa concesionaria de los módulos en un intento de llenar de contenido su existencia y su designación como gestora de dichos habitáculos. Se trata de un intento de desproveer de identidad religiosa un acto que se constituye como rito sagrado.
Los argumentos de Sanidad para impulsar el sacrificio en los módulos móviles resultan poco sólidos, pues sacrificar 7000 cabezas de ganado en tan corto espacio de tiempo es del todo imposible, además de que las esperas pueden generar tensión y con posibles consecuencias.
El sacrificio, aun disponiendo de horas suficientes durante el día de la festividad, lo normal y lo más adecuado es que el animal destinado como principal sea sacrificado durante las tres horas una vez concluida la oración del Eid, es decir, la costumbre es que los trabajos de sacrificio y limpieza queden finalizados antes del mediodía., aunque bien es decir, de que se dispone de todo el día, pero esto no es más que gratitud del propio tiempo.