Esta teoría queda desarmada a través de un artículo de Miguel Ángel Criado en El País, en el que se exponen varios estudios y excavaciones en las que se ha comprobado que más de un tercio de los cazadores de la prehistoria eran mujeres
Hasta ahora la teoría sobre la forma de vida en la prehistoria ha estado bastante clara: ellos cazaban y ellas recolectaban. Una teoría que ha quedado desmontada tras los estudios publicados en el artículo ‘Las mujeres prehistóricas también cazaban grandes animales’ de Miguel Ángel Criado en El País, en el que se habla del hallazgo del cuerpo de una mujer de entre 17 y 19 años que fue enterrada hace unos 8.000 años junto a sus armas de caza en América. Tras el hallazgo, el arqueólogo Randy Haas, el encargado de la excavación donde se descubrió el cuerpo de la mujer cazadora, continuó con sus estudios, examinando, tal y como apunta el artículo de El País, «107 enterramientos americanos con restos de 429 individuos datados entre hace 12.700 años y 7.800 años. 27 de los enterrados reposaban junto a sus armas de caza. Y 11 de ellos eran mujeres».
Esto daría lugar a que la idea de que los hombres eran los cazadores y las mujeres las recolectoras se basa en la propia ideología social y en datos etnográficos, tal y como señala a El País la arqueóloga de la Universidad Binghamton (EE UU) Kathleen Sterling. “Tradicionalmente, la caza ha sido considerada como más prestigiosa, exigente y peligrosa que la recolección y estos son rasgos que hemos asociado de forma estereotípica como actividades de los hombres”, declara la arqueóloga al medio citado.
La experta, ha recordado en el artículo que la caza no dependía de la fuerza, sino del grupo, «las formas usadas en el pleistoceno consistían en empujar a los rebaños hacia acantilados, saltos o trampas, o arrojar lanzas a las manadas que no matarían directamente a los animales, pero los dejarían heridos, siendo pisoteados o incapaces de seguir el ritmo de la manada», ha señalado Sterling.
Tal y como ha afirmado el antropólogo de la Universidad de Arizona (EE UU) Steven L. Kuhn a El País, “En general, como la división del trabajo por género ha sido ampliamente comprobada entre las sociedades tradicionales, los arqueólogos han supuesto que también era algo generalizado en el pasado”.
Esta es una muestra más de como los estudios científicos desmontan, poco a poco, el machismo social que da por hecho que los trabajos con mayor prestigio – ya que, la caza se considera «de personas fuertes y valientes», mientras la recolección no se ve como mérito alguno- se consideran, automáticamente, «cosa de hombres«.