Alicia Cordente es la secretaria territorial de Cruz Roja Ceuta. Una psicóloga de formación a la que le apasiona su trabajo y la institución a la que representa. con tres másteres y decenas de cursos de especialización, Cordente es ejemplo de compromiso con los colectivos más vulnerables de la ciudad de Ceuta, por quienes se desvive y ejemplo de generosidad con sus compañeros y compañeras, sin los que asegura no podría haber llegado hasta donde está en este momento.
Lleva a la práctica en su día a día los siete Principios Fundamentales de la Cruz Roja: Humanidad para empatizar con la realidad de las personas y prestarles asilo, imparcialidad para actuar sin importar a quién, neutralidad ante cualquier hostilidad, independencia y autonomía para desarrollar su labor, voluntariado tras completar su jornada laboral y seguir liderando a un equipo valiente, unidad con sus compañeros y compañeras y universalidad a la hora de atender cualquier cuestión.
Este 8 de marzo, una jornada de lucha y reivindicación para las mujeres de todo el mundo, ha sido reconocida su labor tras más de 25 años trabajando al servicio de la institución humanitaria. Se confiesa feminista y defensora de los derechos de las personas más vulnerables. Hablamos con ella sobre feminismo, la pandemia y su labor en Cruz Roja.
¿Qué supone para ti recoger este premio de la mano de CCOO?
Me ha supuesto una sorpresa tremenda, porque no me creo merecedora de un premio. Lo digo desde la humildad, no creo que merezca un premio, porque como estoy haciendo el trabajo que me gusta y como me siento una privilegiada por hacerlo, pues no entiendo que me premien por ello, pero me alegra.
Que sea Comisiones Obreras, un orgullo tremendo, porque no creo que nadie mejor me pueda entregar un premio que una organización sindical de clase obrera y progresista, que tanto ha hecho por los trabajadores y trabajadoras a lo largo de la historia.
Este lunes se conmemora el 8 de marzo, el día internacional de la mujer, ¿Qué significa para ti esta jornada?
Yo no me canso de decirlo, no es un día de celebración, nosotros este día no lo celebramos, nosotros este día lo reivindicamos. ¿Qué sería lo interesante? Pues que no se tuviese que reivindicar, que no existiera, porque entonces significaría que no existirían las desigualdades, ojalá no tuviera que existir.
¿Qué labor se desarrolla desde Cruz Roja para conseguir la igualdad de Género?
Yo llevo en Cruz Roja 25 años de formación soy psicóloga, mi primer trabajo en Cruz roja fue los talleres de coeducación y de educación sexual afectiva con los jóvenes en los institutos. Fíjate desde cuando lleva Cruz Roja trabajando en los temas de género… a parte de hacerlo directamente con los jóvenes, que para nosotros es fundamental, el tema de género lo trabajábamos transversalmente en todos nuestros proyectos, siempre se tiene en cuenta en todos nuestros proyectos. ¿Por qué? Pues porque nosotros trabajamos sobre todo con aquellas personas más vulnerables, con los colectivos más vulnerables, y lamentablemente a lo largo de toda la historia de trabajo que nosotros llevamos, un colectivo muy vulnerable somos las mujeres, entonces, evidentemente teníamos que trabajar con mujeres.
Esto es cuando tú empezaste… pero actualmente, ¿se mantiene esa transversalidad?
Si, seguimos trabajando exactamente igual. Seguimos trabajando transversalmente, pero si es cierto que hace unos años detectamos que existía este sector de la población que necesitaba una atención mucho mas directa, ¿qué hicimos? Crear el área exclusiva de mujer, con el Proyecto Integralia.
Esa área de mujer se creó fundamentalmente para atender a las mujeres víctimas de violencia de genero y a sus hijos e hijas como daños colaterales, entonces se creó ese área, tenemos un equipo multidisciplinar, que a parte de una formación extensísima tienen una inteligencia emocional maravillosa y están haciendo un trabajo estupendo.
Fuiste pionera en Cruz Roja Ceuta al crear el área de Mujer…
Si, pero no fui yo, yo no he trabajado nunca sola. Lo importante de Cruz Roja es que nosotros trabajamos en equipo. Si yo no tuviese el equipo que tengo yo no habría hecho nada de lo que he hecho. Yo como mérito, como Alicia Cordente, sola no tengo ningún mérito. Mi mérito es el equipo que me acompaña.
¿Cómo fue el proceso de crear esta área de mujer? ¿Tuvisteis que romper muchos techos?
La suerte es que en Cruz Roja esta sensibilidad existe, no es como si lo planteas en otro sitio, en Cruz Roja la sensibilidad ya existe, con lo cual simplemente es reconocer que existe la necesidad, trasladarla y que sea aprobada.
Este año, ha estado marcado por la pandemia y hemos podido verte en el terreno cada día, en repatriaciones, en La Libertad, en las naves del Tarajal… ¿Qué ha sido lo más complicado de este año? ¿y que ha sido lo más positivo, si es que se puede sacar algo?
Siempre, siempre hay que sacar cosas positivas, siempre. Nosotros desde el minuto cero del día de la pandemia. Yo vine de Madrid, de una reunión que teníamos en la Central, porque antes viajaba muchísimo a Madrid casi dos veces e incluso tres veces al mes, llegué un fin de semana de Madrid a aquí y al lunes siguiente ya se había declarado el estado de alarma y desde el minuto cero que surgió el estado de alarma, la Cruz Roja y todo mi equipo estuvimos en la calle y nos pusimos a disposición de las autoridades sanitarias.
Estas autoridades sanitarias, tanto Delegación del Gobierno como la Ciudad, contaron con nosotros también desde el primer momento.
De hecho, una de las imágenes que no se me va a olvidar en mi vida, es cuando nosotros salíamos a la calle y las calles estaban completamente desiertas, solo estábamos vosotros los medios de comunicación que nos encontrábamos muy a menudo, estaba la policía, protección civil y nosotros, es que no había nadie más en las calles y eso la verdad es que es una imagen que se me quedó.
¿Qué es lo más duro? Pues las situaciones terribles que hemos vivido, porque las hemos vivido muy muy duras, no solamente en los albergues, que ya de por sí eran situaciones individuales durísimas, eso ya de por sí era un desgaste emocional tremendo, por eso tuvimos que poner en marcha también un proyecto de apoyo psicológico, no solo a las personas que lo necesitaban si no a nuestros propios compañeros y compañeras, porque había situaciones muy duras.
¿Qué es lo positivo que me llevo? El ver las personas tan maravillosas que me rodean, porque no os podéis ni imaginar la cantidad de voluntarios y voluntarias que vinieron.
Por ejemplo, la escuela de enfermería cerró las clases, como todos, pues no os imagináis la de estudiantes de enfermería que se dedicaron al voluntariado con nosotros en Cruz Roja esta pandemia.
Se vivieron meses complicados en los Pabellones que acogían a las personas transfronterizas que habían quedado bloqueadas en Ceuta ¿cómo fueron esos meses?
Nosotros prácticamente vivíamos allí con ellos, porque teníamos dos figuras importantes que eran de coordinación, Germinal y Mila, en ambos albergues, pero evidentemente nosotros teníamos que estar allí dando apoyo a diario, es que nos faltaban horas al día, porque a los compañeros no les puedes dejar solos, les tienes que ayudar y les tienes que apoyar y nosotros estábamos todo el día en la calle, todo el día.
¿Qué situaciones complicadas vivisteis?
Muchísimas, hubo mucha gente que se quedó en Ceuta porque cerró la frontera y no podían volver a su casa, con su familia y la cosa se alargó durante muchísimo tiempo, y esas personas querían volver, muchas personas que vivían en casas, sobre todo chicas que las tenían para limpieza y demás, las echaron de las casas y venían al albergue porque no tenían donde vivir. Había una chica con 21 años y con un bebé de 20 días y que no tenía dónde vivir…
Hubo muchos intentos de autolisis, muchos menores que desde luego se portaron maravillosamente, ahora que lo vemos con la distancia del tiempo, porque tú imagínate que era meter tantísimos menores en un albergue sin luz solar, sin salir, todo el día metidos en un albergue.
Aunque no era un albergue, era un pabellón…
Nosotros lo llamamos albergue porque tenemos un proyecto de albergue y los montamos como albergue, a mi me da igual el sitio que tu me digas, pero yo te lo voy a convertir en un albergue.
Cómo se convierte un pabellón en un albergue?
Pues con unas camas especiales, teniendo en cuenta zonas delimitadas de alimentación, de duchas, de ocio, si tenía que venir a filiar la policía su zona especial… y fíjate que curioso que el año anterior habíamos hecho un simulacro de albergues, la crisis nos pilló preparados.
Y salió todo más o menos rodado, ¿no?
Hubo momentos muy críticos, hubo crisis, pero es normal, porque estás viviendo una situación estresante a la que no te has enfrentado nunca y estás trabajando con personas que eso necesita una sensibilidad especial… si hubo momentos críticos.
¿Cuál es la situación que se vive hoy en las naves del Tarajal?
Nosotros seguimos trabajando exactamente igual que el primer día que empezó la pandemia, podríamos decir… ya que ha pasado tanto tiempo, es la tercera ola y a ver si la cosa baja un poquito y podemos minimizar el trabajo, pero no… siempre hay algo que nos hace otra vez resurgir de nuevo en el trabajo.
¿Qué tenemos ahora? Pues ahora tenemos la nave para que guarden cuarentena las personas migrantes antes de solicitar asilo, si lo consideran necesario y entrar en el CETI, están con nosotros y guardan su cuarentena, vamos el confinamiento que dicta el protocolo. Pero es que ahora nos encontramos con una nave, en la cuál hemos tenido que acoger a 90 menores de la esperanza positivos.
Ahora tenemos la gestión de 90 menores positivos de COVID, que esto ya es diferente, y están siendo atendidos por la Cruz Roja. Y ahí nos han dado un ejemplo tremendo, porque habíamos montado turnos para que esos niños fuesen atendidos, turnos que entraban y salían, imagínate con el EPI (Equipo de Protección Individual) completo puesto con el calor que hace allí… pero los propios trabajadores y voluntarios nos han pedido estar confinados con esos menores el tiempo que dure. Han dejado a sus familias a un lado y van a entrar y a vivir con ellos el tiempo que dure el confinamiento. Eso es un ejemplo… nos dan un ejemplo todos los días.
Vemos una gran movilización en Canarias por el acogimiento que se le está dando a las personas migrantes que llegan, ¿en qué se diferencia la situación de Ceuta?
Es incomparable. Evidentemente no es un sitio ideal, no es un hotel, no es un sitio maravilloso al que te irías a pasar unos días, pero si esta claro que si está Cruz Roja, el sitio es digno, sino no lo permitiríamos, para nosotros la dignidad de las personas es lo primero, las cosas tienen que estar en condiciones.
Nosotros trabajamos conjuntamente con Protección Civil, con Víctor, que cosa que le pedimos cosa que tenemos, eso es cierto, si nos hacen falta… «mira que se van a duchar con agua fría…» pues no perdona, se montan termos porque se tienen que duchar con agua caliente igual que te dichas tú en tu casa con agua caliente y la comida tiene que ser igual que la que comes tú en tu casa. La dignidad de las personas está por encima de todo. La verdad es que trabajamos muy bien con Víctor en ese sentido.
¿Cuál es tu área de Cruz Roja favorita?
Pues es muy curioso, porque yo siempre he sido del ámbito social, mi especialidad en psicología es la social, pero desde que empezó la pandemia y trabajo con Clemen mano a mano en el área de Socorros, Emergencias y Salud, pues me esta encantado ese área.
Tengo el privilegio y la suerte, de cómo soy la coordinadora de todas las áreas, yo trabajo en todas las áreas y las conozco todas.
Sin el voluntariado, la labor de Cruz Roja sería complicada…
Es que el pilar fundamental de la Cruz Roja es su voluntariado… es un pilar fundamental.
¿Qué llamamiento haces a la población?
No hemos tenido que hacer ningún llamamiento, han venido solos, no hemos tenido que hacer ni una campaña de captación de voluntariado, cuando la sociedad detectó que se necesitaba gente ha sido increíble, hemos triplicado el número de voluntarios y voluntarios.