Barcelona se enfrenta a una nueva realidad en su mercado de alquiler: el precio de las habitaciones individuales ha llegado a los 1.000 euros mensuales, una cifra que supera incluso el alquiler de pisos completos en algunos casos. Este fenómeno ha generado sorpresa y preocupación entre los residentes, que ven cómo alquilar solo un cuarto puede ser más caro que vivir en un piso entero en la misma zona.
Una de las causas de este aumento extremo en el coste de las habitaciones es el auge de los ‘colivings’, espacios compartidos gestionados por empresas inversoras que compran edificios enteros para transformarlos en viviendas destinadas a alquiler por habitaciones. Este modelo permite a estas compañías esquivar los límites de precios establecidos por las regulaciones locales, lo que contribuye a la escalada de precios en el mercado.
Los ‘colivings’ se han multiplicado en Barcelona en los últimos años, impulsados por la demanda creciente de alojamientos flexibles y la inversión masiva en el sector inmobiliario. Sin embargo, esta tendencia genera tensiones en el mercado tradicional de alquiler, haciendo que las opciones más asequibles para muchos residentes se reduzcan drásticamente.
Los expertos advierten que esta dinámica podría tener un impacto negativo en la diversidad y accesibilidad de la vivienda en la ciudad, y llaman a una revisión urgente de las políticas de control de precios para evitar que el acceso a una habitación se convierta en un lujo reservado solo para unos pocos.
