La colaboración de la Gendarmería marroquí ha permitido controlar el salto con enfrentamientos “cuerpo a cuerpo “con los jóvenes migrantes. Según fuentes consultadas, el balance provisional de heridos asciende a 100, 70 migrantes y 30 gendarmes, todos ellos de carácter leve, en la parte española se tuvo que atender a dos agentes
En las primeras horas de este viernes, la Guardia Civil fue alertada tras detectarse aproximadamente a mil migrantes de origen subsahariano en la ruta que conecta Tánger con Castillejos, una localidad marroquí cercana a la frontera con Ceuta. Este intento de cruce de migrantes por el vallado perimetral es uno de los más numerosos de los últimos años, superado solo por el incidente de mayo de 2021, cuando aproximadamente 12.000 personas cruzaron por la playa del Tarajal en la crisis migratoria más significativa que ha vivido la ciudad autónoma en toda su historia.
Desde la madrugada, el ambiente se tensó. La situación se agravó cuando el grupo de migrantes rompió el cerco que la Gendarmería marroquí había establecido en el monte junto a las vallas fronterizas, alambradas recientemente reforzadas con cuchillas y financiadas con fondos españoles y europeos, después de que el gobierno español retirara las concertinas del doble vallado.
El enfrentamiento escaló rápidamente. Los jóvenes migrantes, empujados por la necesidad y la urgencia de encontrar una vida mejor, se enfrentaron cuerpo a cuerpo con las fuerzas de seguridad marroquíes. El numeroso grupo logró superar a la primera línea de gendarmes a unos 500 metros de la frontera. Piedras lanzadas desde un lado fueron respondidas con bolas de goma y botes de humo por el otro, y se observó a los efectivos marroquíes devolviendo piedras contra los migrantes. Las imágenes capturadas mostraron una escena desgarradora, con heridos siendo asistidos por sus compañeros, mientras las ambulancias se movilizaban a ambos lados de la frontera.
En el cielo sobre la valla, el estruendo de los helicópteros, uno de la Guardia Civil y otro del ejército marroquí, dominaba la escena, volando bajo y vigilando a los cientos de personas retenidas por las fuerzas marroquíes. Las aeronaves jugaron un papel clave en la coordinación de la respuesta a la situación en tierra.
Con el ascenso del sol, la intensidad de la confrontación no disminuyó. Los rostros de los migrantes reflejaban miedo, determinación y la fatiga de quienes han recorrido largas distancias en busca de un horizonte de esperanza.
Los migrantes, divididos en tres grupos, se dirigieron hacia el vallado principal que marca la frontera entre Marruecos y España. Del lado español, agentes de la Guardia Civil, apoyados por la unidad antidisturbios de la Policía Nacional, lograron impedir la entrada de los jóvenes a territorio español. Para contener la oleada desesperada de personas que buscaban cruzar, tuvieron que emplear material antidisturbios y recurrir al gas pimienta, en un intento por disuadir a los migrantes. Del lado marroquí, el cielo se teñía de gris por los botes de humo lanzados por la gendarmería. El sonido sordo de las piedras impactando contra las protecciones y los palos resonando en el aire compusieron una sinfonía de caos y desesperación.
Según fuentes consultadas, una veintena de migrantes y tres gendarmes marroquíes resultaron heridos durante los duros enfrentamientos. La Cruz Roja también atendió a dos agentes españoles heridos al intentar repeler el intento de salto. Según fuentes consultadas, el balance provisional de heridos asciende a 100, 70 migrantes y 30 gendarmes, todos ellos de carácter leve, en la parte española se tuvo que atender a dos agentes.
Este nuevo episodio de crisis humanitaria resalta la continua presión migratoria en la frontera sur, un punto crítico en la ruta migratoria hacia Europa. Las autoridades marroquíes han mostrado colaboración con las fuerzas españolas.
La contención en los bosques y los espigones que rodean la ciudad es vital para el gobierno español. Europa financia a Marruecos para que actúe como un gendarme de lujo, una situación que se hace evidente cuando Marruecos usa la inmigración como herramienta política para presionar por el reconocimiento del Sahara Occidental, especialmente en contra de las dos ciudades autónomas, como ocurrió en mayo de 2021.
Este intento masivo de cruce es uno de los varios incidentes recientes que destacan la persistente situación de los flujos migratorios hacia Europa a través de las fronteras españolas y la complejidad de gestionar de manera segura y humanitaria estos movimientos migratorios.