Los Titanic africanos (referencia al libro de Abu Bakr Khaal) naufragan todos los días en las aguas de un mar que golpea en forma de ola y espuma las puertas de Europa. ¡Hay que buscar una solución para la “España vaciada”! La despoblación y el abandono de las zonas rurales provoca que los “pueblos fantasma” crezcan como setas alucinógenas. Como espejismos en un desierto sin nadie para habitarlo en kilómetros a la redonda. ¿No lo ves claro? Ve al oculista. Aprende matemáticas. ¿Sumas o restas?
Yo sigo enjuagando cerebros con mis historias. No uso detergente ni aditivos. Tan solo productos naturales. Jabón lagarto. ¿Int(v)entar mi otro-yo me convierte en un radical chic? Mi yo del pasado debería volver para darme un par de hostias. Los proxenetas políticos y económicos siguen induciendo a la prostitución a millones de personas. Venta de cuerpos, mentes y condición. Black Friday. ¿Yo? Fuera del mercado.
En la tercera década del siglo XXI se sigue vendiendo muerte en papelinas de metal. Barcos que navegan por los rápidos de las venas/arterias y desembarcan fuera de la realidad. ¿Hablo de drogadictos o marionetas a la orden del ventrílocuo que siempre permanece atrás, en la oscuridad? La retórica peluda sigue ganando a la depilada. ¡Malvados ogros negros! Hallazgos fácticos bajo la tierra que pisamos. Antropología.
La globalización capital/comunista china remplazó hace años al internacionalismo socialista. El pobre cuarto ganador se queda con un papel enroscado mientras permanece impasible sobre el plástico blanco. Todos lo hemos intentado alguna vez: conseguir llegar a nosotros-mismos. Aquí o allí. Sin embargo, en un mundo post COVID somos presa de un delirio esquizoide tipo paranoide. Las características que forjan nuestro ser son somáticas. ¿Objetivas? No. El chico negro (Richard Wright) nunca será pintado como un ángel (Marino Barreto Junior). Condenado al ostracismo, como la palabra que forma parte del vocabulario dicho en voz baja.
Aún sigue agarrado como una sanguijuela el pensamiento liberal, atlantista y proyanqui de talla XXL. Un país que actúa como institución crediticia internacional cuando acumula la mayor deuda de este, cada vez más, tórrido planeta. Delirio de grandeza. Un trabajo de marketing magistral hizo -y sigue haciendo- que colectivistas, solidarios y antirracistas transmuten a individualistas, egoístas y “etnicistas”. El racismo no existe porque no existen las razas. Punto. En el turbocapitalismo no existe el “negro”, existe el “no blanco”. Las cabras suizas del Wallis ríen intensamente mientras golpean sus cornamentas. ¡Los indios apaches merecieron la muerte! Actuaron como racistas cuando veían al blanco invasor: ¡rostros pálidos! Mundo lleno de victimarios patológicos y necrológicas deseadas.
Los jugadores de fútbol golpean el balón para el sultán. En Europa los fascistas quedan divididos en dos grupos: Confesos y los que consideran que no lo son. Pasivos y cazadores de “bruj@s” y “put@s”. Sin histeria, el número de subscriptores a los movimientos más en los márgenes aumenta, mientras que el “justicialismo” se deja para el cine y la ciencia ficción. Perón. La Perla Negra sigue navegando. Alberga en ella el racismo geográfico y topográfico. El rayo de ébano -Jesse Owens- atravesó el nazismo en pleno corazón de Europa. No sé por qué, pero cada vez me gusta más el amargo sabo(e)r del lúpulo. La carta racial está marcada. Tramposos. Se acabó el juego.