María Carpio es una de las muchas personas que buscan desesperadamente a sus familiares tras el paso de la DANA por Benetusser. Su padre y su hermana desaparecieron después de bajar al garaje para intentar salvar sus coches de la inundación. Desde entonces, no se ha sabido nada de ellos. Un vecino fue el último en verlos, mientras intentaban mover los vehículos.
La situación se complica por las recomendaciones de las autoridades de no salir de casa, lo que impide a María y a otros buscar activamente a sus seres queridos. Su hermana Sara, de 24 años, vestía un polar rosa y un chándal gris cuando desapareció. Su padre, de 63 años, mide aproximadamente 1,65 metros. Ambos viajaban en un vehículo DS gris con matrícula 3200MCC.
Petruta Sandu también vive momentos de incertidumbre. Sus padres desaparecieron en el Parque Natural de la Albufera. La última vez que habló con ellos, estaban subidos al techo de su furgoneta, intentando escapar de las riadas. Aunque la furgoneta fue localizada, no hay rastro de ellos. Petruta critica la falta de medios de rescate, ya que los servicios de emergencia tardaron horas en llegar al lugar.
Por otro lado, Rocío García es una de las afortunadas que puede contar su historia. Estuvo atrapada durante horas sobre el techo de su coche, mientras la corriente lo movía como una barca. Finalmente, fue rescatada por otras personas en su misma situación y pasó la noche en un camión cercano. Su madre, Lola García, vivió una noche de angustia hasta que pudo escuchar la voz de su hija nuevamente.
En la residencia de mayores de Paiporta, el agua alcanzó niveles peligrosos durante la cena. Muchos residentes, debido a su movilidad reducida, no pudieron subir al primer piso. Seis de ellos fallecieron. Juan Matías pasó todo el día intentando contactar con su madre, quien finalmente fue trasladada a una residencia en Picanya. La falta de comunicación aumentó la preocupación de los familiares, pero afortunadamente, su madre está a salvo.
Las historias de desaparición y supervivencia tras la DANA en Valencia son un recordatorio de la fuerza de la naturaleza y la resiliencia humana. Mientras las labores de rescate continúan, las familias mantienen la esperanza de reunirse con sus seres queridos.