Paco, el bueno de Paco, está tan sumamente agradecido por el aviso sobre el peligro que pueden correr sus amadas gaviotas, que, en agradecimiento, no sabe ya qué hacer para compensar.
Paco, el bueno de Paco, es una de las personas de la ciudad, más honestas, serías, brillantes, que te puedas encontrar. Antes de su reciente jubilación, ha sido el jefe de un determinado Departamento. Médico de profesión. Fue, asimismo, presidente de la Asociación de Fotografía. Compañero de los agustinos. Compañero de tomar churros. Amigo en un concepto perdido.
Ahora, casi prefiero a los enemigos.
Paco, el bueno de Paco, por si fuera poco, entre sus muchas cualidades, cuenta con la enorme suerte de tener, también, el don de escribir. Se puede decir, que no escribe como los ángeles, dado que jamás me comentó, en nuestras charlas, nada relativo al sexo, pero sí con pluma con galano estilo. Tan es así, que mi vieja pluma, siempre que menciono su nombre, se pone algo celosa, a su edad.
En relación con los comentarios sobre la idea de volver a contar con los servicios de los serenos, me complementa con lo siguiente, escrito en bonito:
“Serenos:
También se les llamaba tocando las palmas.
Al desaparecer, también desapareció la tradición de darles la propina en Navidad.
Acudían a las casas con una estampa versificada felicitando las Pascuas.
En algunas películas de la filmografía española, se refleja que el sereno de barrios de Madrid era gallego”.
De momento, los serenos, no van a volver a nuestra ciudad desde el pasado. El calor de la noche, calentará sin ser sereno. Creo recordar artículo de don Miguel Ángel. Dado que Juan de Ceuta deberá estar ya, supongo, pensando en hacer sus maletas, no estaría de más, ceder escoltas a las calles.
Dado que Salvadora, de Plaza de los Reyes, también, se acompaña de buena compañía, pues. De no ser así, de no contar con escoltas, en número sin numerar, tanto mejor. Va a ser que no me equivoco.
Rectificar es de sabios. Yo no lo seré. Probablemente, no he podido ser erudito, porque mientras unos y unas en Ceuta, van con protección policial, a mi sólo se me protegió de un cazador. El resto de mi vida, ocupado en el recuento diario de pájaros.