PROI nos cuenta cómo ha sido y está siendo el confinamiento obligatorio para la «PROI-familia». Desde la ambigüedad de los primeros días hasta el establecimiento de sesiones online donde los miembros de la asociación pasan un rato desconectan «de la situación global»
Desde la asociación PROI explican que «el día que esto empezó, como a todas las personas, sentimientos de incertidumbre nos invadieron, pero lo que más nos cuestionábamos era: ¿cómo vamos a hacer para no ver, escuchar, sentir… a nuestros chicos y chicas?… Somos una Proi-familia. No pretendemos exagerar, pero la sensación que tuvimos fue la de separar a sus miembros en diferentes casas».
Así, PROI explica que «los primeros días de asimilación frente a la nueva situación fueron ambiguos y se nos planteaba el reto de llevar nuestro programa a los diferentes hogares, labor que se nos hacía ardua al intentar garantizar un ocio realmente accesible para todos y cada uno de nuestros jóvenes, teniendo en cuenta las necesidades individuales de los mismos». Por otro lado, la asociación relata lo duro que ha sido adaptarse emocionalmente a la nueva situación: «Echábamos de menos el estar con ellos en nuestro local o en cualquier otro espacio físico, rodeados de una atmósfera única, en la que las risas expresan, las miradas hablan y los gestos cuentan; ese ambiente cotidiano que se veía amenazado».
Adaptarse, no queda más remedio
Una vez superada la fase inicial de asimilación de esta etapa que nos ha tocado vivir a todos, en PROI encontraron formas de mantener viva la llama de ese «ocio inclusivo«. Realizan talleres online a través de una plataforma a la que se conectan todos juntos. No en vano, la asociación recuerda que «para la mayoría de nuestros jóvenes, PROI es ese lugar donde se reúnen chavales con la misma edad e inquietudes, en un ambiente cercano y relajado en el que disfrutan de su tiempo libre, siendo la única vía de escape del tedio que todos sentimos cuando pasamos demasiado tiempo en casa».
Así, tocaba reinventarse y lo hicieron con estas sesiones online en las que lo que menos importa es la actividad o el taller que se esté realizando y lo principal es crear esa atmósfera de calidez y entendimiento en el que usuarios/as y facilitadores/as se sienten en familia. «Nos conectamos a una plataforma y desconectamos de la situación global que nos rodea, en la que el virus no existe, no vivimos separados, y simplemente estamos en Proi-familia. Aquí, al margen de llevar a cabo la actividad o taller, todas las personas intercambiamos preocupaciones, ideas y emociones, adaptándonos a las diferentes capacidades y modos de comunicar (pictogramas, gestos, etc.)».
Nada nuevo para los usuarios/as de PROI: son expertos/as en superar dificultades
Así, con el recuerdo cada vez más lejano en la memoria del último día que estuvieron todos juntos físicamente, pero con el anhelo de que llegue la hora para conectarse a esas sesiones online, la asociación se despide no sin antes reseñar que sus usuarios/as nunca dejan de sorprenderles con su «fortaleza y manera de ser, adaptándoos a cualquier circunstancia con positividad y asertividad y viviendo el confinamiento como un reto más que os presenta la vida. Sois vosotros los que estáis haciendo estos días más livianos para todos los que tenemos la suerte de teneros cerca, dándonos mayor impulso en la lucha por y para la construcción de una sociedad realmente inclusiva y accesible.a sus ususarios/as».