La situación que se está viviendo en los centros de nuestra ciudad, con relación a la atención a la diversidad, escapa a toda lógica y refleja una vez más la despreocupación de nuestro Ministerio por ofrecer una educación de calidad, que no pase por el esfuerzo sobrehumano de sus trabajadores de la enseñanza.
Si bien se han abierto ocho aulas de Educación especial que albergan a 48 alumnos en total, la realidad del día a día de los centros demuestra que es insuficiente. Solo en el tramo de Educación Infantil se han incorporado al sistema 42 alumnos con trastornos graves, a lo que hay que añadir la situación de las aulas ordinarias del resto de los tramos de enseñanza obligatoria, con docentes que con un trabajo denodado (que sin duda pasa una considerable factura psicológica) se ven desbordados ante la diatriba de cómo atender con la calidad necesaria a TODO su alumnado, y en ese TODO se incluye con pleno derecho, como no puede ser de otra manera, la de aquellos cuya realidad precisa de una continua atención personal, y a los que desde luego perjudica gravemente nuestras ratios, no precisamente bajas ni adecuadas. Evidentemente, para la atención en las aulas ordinarias de los alumnos diagnosticados, entre los que se encuentran algunos TEA, nuestro Ministerio no ofrece recursos suficientes y necesarios.
La solución de nuestro Ministerio es de traca: reconozco el problema y lo soluciono con el Plan de Empleo. Es verdad que los Planes de Empleo salen “baratos” para el MEFP, pero no solo es un uso indebido de este recurso, sino que, además, llega siempre tarde (en diciembre) y mal (son personas seleccionadas con criterios diferentes a los de idoneidad de las funciones que tienen que desempeñar). Y lo más importante, si se reconoce, curso tras curso, la necesidad de incorporar a los centros educativos: “maestros sombra”, Técnicos de Educación Infantil, Cuidadores (OAEs), etc., que se esperan como “agua de mayo” para poder atender con dignidad a este alumnado, sin que el resto sufra una disminución en el derecho a recibir una educación de calidad, como corresponde a nuestra sociedad y al tiempo en que vivimos, la solución no puede ser el Plan de Empleo.
No podemos dejar de pasar ni un solo día más sin exigir al MEFP la incorporación a las plantillas de los centros educativos del personal necesario, que cubra estos PUESTOS ESTRUCTURALES, que como tales deben ser reconocidos y cubiertos, desde comienzo de cada curso por el personal con la cualificación adecuada, permitiendo desde el 1 de septiembre una adecuada organización y funcionamiento de los centros educativos.
No es de recibo, el caos que se produce en los centros educativos por la falta de cobertura de estos puestos de trabajo, necesariamente estructurales, viéndose obligados a paliar con extraordinarias medidas organizativas, el desbarajuste que se produce por la carencia de este personal hasta la llegada del Plan de Empleo, que puede considerarse como una especie de “regalo” anual que llega poco antes de Navidad y que con ello viene a paliar el estrés, impotencia, frustración y hartazgo. No precisamente de los responsables ministeriales, sino de los docentes que día a día se enfrentan a esta triste y descabellada realidad de las aulas de nuestra ciudad. ¡BASTA YA!