La réplica de la fragata Shtandart ha atracado en el puerto deportivo de Ceuta en la mañana de este martes. Se trata de la réplica del buque que capitaneó el zar Pedro el Grande en 1703. Ahora es un buque en el que cualquier persona puede embarcarse como voluntaria y vivir en primera persona la experiencia viajar a bordo de un buque de guerra
Hace dos años que la fragata Shtandart pasó por Ceuta. A su capitán le gustó la ciudad, «es un enclave perfecto, Europa en África, algo muy atractivo para los voluntarios que viajan con nosotros», ha explicado Vladimir Martus a El Foro de Ceuta.
Mientras, decenas de ceutíes se han acercado hasta el puerto deportivo durante todo el día para ver de cerca una fragata del siglo XVIII. Los curiosos han podido visitar el buque por dentro y ver cómo es la vida en un buque de guerra.
El Shtandart es una reconstrucción de la primera fragata de la flota del Báltico. Los trabajos de comenzaron en 1994 por un grupo de aficionados a la vela de San Peterburgo, dirigidos por el que luego sería el capitán del navío, Vladimir Martus, graduado en la Universidad Técnica Estatal de Marina de San Petersburgo. Los diseños del barco fueron recreados a partir de diversas fuentes, la mayoría pinturas de la época.
Cómo es la fragata
La fragata se divide en dos áreas: la parte histórica, conformada por las cubiertas y la moderna, que sería la bodega. Pañoles para barriles de agua, cabos para las anclas, balas de cañones y pólvora alojan ahora el necesario equipo moderno (dos motores diesel, bombas de agua, tanques, etc), el comedor, la cocina y los alojamientos de la tripulación. Todo aquello por encima de la cubierta principal es fiel a los diseños originales: Mástiles y masteleros, jarcia, cabrestante, cañones, la madera tallada y el timón.
Viajar a bordo del Shtandart
Max, es un joven ruso que decidió probar la experiencia de viajar a bordo de una fragata del siglo XVIII para comprobar cómo vivían y trabajaban los marineros del Shtandart original. Ha embarcado en Lisboa y en dos días desembarcará en Málaga para volver a su vida normal.
Max nos cuenta que viajan a bordo 23 personas, de las que 8 son marineros profesionales, el resto, como él, son voluntarios que han pagado un billete y que tienen que trabajar y aprender como alumnos durante el tiempo que estén embarcados.
Se organizan en turnos, hay tres equipos de trabajo, y durante el día y la noche se encargan de que todo funcione perfectamente. Por la mañana, a primera hora, tras alzar la bandera rusa a la popa del barco y escuchar música típica, desayunan y comienzan la jornada. Los voluntarios hacen trabajos de mantenimiento del buque y se encargan de la navegación, de izar y recoger las velas, cocinar o incluso limpiar.