La Comunidad de Madrid ha experimentado un crecimiento significativo en sus poblaciones de aves protegidas, destacándose el buitre negro y el águila imperial ibérica. En 2012, había 104 parejas de buitre negro, pero para 2024, este número ha superado las 250 parejas. Este aumento convierte a Madrid en uno de los principales refugios para esta especie, que es una de las más amenazadas de Europa.
El buitre negro, conocido por su preferencia por anidar en pinos alejados de áreas urbanas, se encuentra principalmente en dos Zonas de Especial Protección para las Aves (ZEPA) dentro de la región: Alto Lozoya y Encinares del río Alberche y río Cofio. Estas áreas proporcionan el hábitat necesario para su supervivencia y reproducción.
El Gobierno de Madrid atribuye este éxito a varias acciones estratégicas, como la mejora de espacios naturales, vigilancia constante, alimentación suplementaria y recuperación de crías caídas. Un ejemplo reciente de estos esfuerzos fue la liberación de dos pollos de buitre negro en la finca Término de El Paular, tras ser cuidados en el Centro de Recuperación de Animales Silvestres (CRAS).
Además del buitre negro, otras especies también han mostrado incrementos notables. La población de águila imperial ibérica ha triplicado su número de parejas reproductoras desde 2008, pasando de 30 a 101 parejas en 2024. Este crecimiento es crucial para la conservación de esta especie emblemática de la península ibérica.
La cigüeña negra, aunque menos común, ha aumentado su población reproductora de cinco parejas en 2013 a ocho en 2024. Este año, se documentó que estas aves sacaron adelante a nueve pollos, lo que representa un avance significativo en su conservación. Por otro lado, la cigüeña blanca ha registrado más de 2.300 nidos, y el buitre leonado ha superado los 600 ejemplares.
El Centro de Recuperación de Animales Silvestres (CRAS) juega un papel fundamental en estos logros. En 2024, el CRAS ha recibido 4.698 ejemplares, de los cuales 3.204 son especies autóctonas. Este centro no solo se enfoca en la preservación de especies locales, sino que también gestiona especies exóticas invasoras, protegiendo así los ecosistemas locales.
En resumen, la Comunidad de Madrid se ha consolidado como un bastión para la conservación de aves protegidas, gracias a sus esfuerzos continuos y efectivos en la protección y recuperación de estas especies. Este modelo de gestión podría servir de ejemplo para otras regiones que buscan preservar su biodiversidad.