El avance hacia Damasco se ha intensificado, con las fuerzas rebeldes islamistas moviéndose a través de la provincia de Rif Damasco. Abu Mohamed al Jolani, líder del Organismo de Liberación del Levante, ha instado a sus seguidores a continuar su marcha hacia la capital, prometiendo liberar a los prisioneros y devolver los derechos a los desplazados.
En un comunicado, al Jolani declaró: «A mis hermanos revolucionarios libres, seguid en vuestro camino hacia los frentes de honor y dignidad para continuar con la marcha de la liberación«. Este llamado a la acción subraya la determinación de las fuerzas insurgentes de desafiar al régimen de Al Asad.
Mientras tanto, Hassan Abdul Ghany, otro comandante rebelde, confirmó que sus fuerzas han tomado control de un campamento militar y varios pueblos alrededor de Homs. Este avance estratégico pone a las fuerzas rebeldes en una posición ventajosa para atacar Damasco.
La coalición insurgente, que incluye rebeldes apoyados por Turquía, ha logrado avances significativos desde el inicio de su ofensiva el 27 de noviembre. En poco más de una semana, han capturado Alepo y Hama, y ahora se encuentran en las cercanías de Homs, en el centro de Siria.
Por otro lado, el presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, ha expresado su deseo de mantener a su país fuera del conflicto sirio, afirmando que «Siria es un desastre, pero no es nuestro amigo, no es nuestra lucha«. Esta postura podría influir en la dinámica internacional del conflicto.
Al Asad pierde territorios clave en el sur de Siria, donde la coalición insurgente ha anunciado el control de Al Sanamayn, en la provincia de Deraa. Esta región es simbólicamente importante, ya que fue el epicentro de las revueltas de 2011 durante la Primavera Árabe.
El ejército sirio ha confirmado su retirada y reposicionamiento en las provincias de Deraa y Al Sueida. La pérdida de estos territorios representa un golpe significativo para el régimen de Al Asad, que continúa enfrentando desafíos internos y externos.
Con la situación en constante evolución, el futuro de Siria sigue siendo incierto. Las fuerzas insurgentes parecen decididas a seguir avanzando, mientras que el régimen de Al Asad lucha por mantener el control en medio de una creciente presión internacional.