Para ello, plantea la creación de un grupo de trabajo que esté asesorado por técnicos especializados, así como consensuar el modelo con la ciudad hermana de Melilla para, posteriormente, «presentarlo ante el Gobierno de la Nación con la intención de que sirva de base para su negociación con Marruecos»
Caballas propondrá en la próxima sesión plenaria la creación de un «grupo de trabajo» que, «con el correspondiente asesoramiento técnico», defina con urgencia «el modelo de gestión de la frontera que mejor se adapte a las necesidades e intereses de Ceuta«. Además, como complemento, planteará que ese modelo de gestión se consensue con la ciudad hermana de Melilla para, posteriormente «presentarlo ante el Gobierno de la Nación con la intención de que sirva de base para su negociación con Marruecos«.
La coalición localista cimenta su propuesta en el «panorama inquietante» y «lleno de incertidumbres» que dibuja la doble crisis (sanitaria y económica) que atraviesa Ceuta. De este modo, Caballas entiende que una de estas incertidumbres, la que tiene que ver con la frontera y su reapertura «es una cuestión que se antoja clave para determinar el futuro a corto y medio plazo». «Todos nos preguntamos ‘¿Cuándo se abrirá la frontera?’ y sobre todo, ‘¿Cómo será la nueva frontera’? Es una duda más que razonable porque, aunque en principio el cierre actual obedece a causas sanitarias, es evidente que también existen razones políticas derivadas de la nueva posición de Marruecos respecto a Ceuta (y Melilla), que alimentan el pesimismo», exponen los localistas.
En este sentido, para Caballas «parece claro» que «el modo en que se gestione la apertura de la frontera una vez levantadas las restricciones sanitarias (momento que parece cada vez más cerca), va a afectar decisivamente al conjunto de la Ciudad«.
Es por ello que la coalición, aunque entiende que este un asunto en el que la última palabra la tienen «un país tercero soberano» y el propio Gobierno de España, insta a la Ciudad a mantener una «posición concreta en defensa de los intereses de nuestra Ciudad, y que tengamos la obligación de trasladarla al Gobierno de la Nación en forma de legítima reivindicación».
«Ceuta no puede ser un espectador indiferente ante una cuestión de obvia trascendencia para su futuro. Debemos tener muy claro lo que queremos e instar al Gobierno a negociarlo. Más allá del resultado de esa negociación, para Ceuta es una obligación», concluye el planteamiento de Caballas.