Algunos quieren tapar la corrupción bajo un manto de patriotismo y otros, buscando el enfrentamiento e invitando a odiar al vecino. Son las dos caras de una misma moneda, moneda que no vale nada y que nos puede salir muy cara.
Ahora volvemos a tener la oportunidad de cambiar las cosas, una oportunidad que determinará si avanzamos en valores y en reforzar nuestros principios o si decidimos por el contrario tirar a la basura el trabajo de cuarenta años de esfuerzo y sudor para consolidar estos cuarenta años de democracia.
La corrupción política casi destruye nuestra forma de vida en España y esta ciudad no ha sido la excepción, dieciocho años de dejadez e ineptitud han generado una desafección política inmensa en los ceutíes, ceutíes que ahora vemos cómo lo que conseguimos con gran esfuerzo se nos va arrebatando cada día.
No voy a buscar culpables, cada Ceutí a estas alturas sabe de sobra que sucede aquí, voy a hablar de soluciones y de confianza, de humildad, trabajo duro por y para Ceuta y los ceutíes.
Hace nada llegó a la política un pequeño partido, partido por el cual nadie daba nada pero que, en mi humilde opinión, en Ceuta hacía mucha falta, un partido con una líder fuerte y de principios inquebrantables, que dió un no rotundo a la corrupción de esta ciudad y un sí inmenso a la gente, gente que necesitaba algo en lo que creer, alguien en quien confiar. Un partido que llegó para trabajar, trabajar y trabajar y ante todo servir, servir a la ciudadanía. Es por eso que no quiero hablar de quienes lo hacen mal con la gente y bien para sus bolsillos, a esos ya los conocemos, no merecen nada de nosotros. Pienso hablar de la gente de Ceuta y de quienes sí hemos decidido darlo todo para que aquí, de una vez por todas, se hagan las cosas bien.
No entendemos la política sin la gente de Ceuta, es la máxima que sintetiza al Movimiento por la Dignidad y la Ciudadanía. Un partido que se implica y se pone a trabajar como ningún otro, pues entiende que nuestros problemas, los problemas de los ceutíes, son la principal prioridad. Un movimiento de gente que no tenía nada que perder y que se resistía a perder la esperanza en poder cambiar las cosas de verdad.
Tras cuatro años de intensa lucha por nuestra gente, sabemos que estamos ante la oportunidad irrepetible de poder ayudar a revertir las cosas, de que el cambio llegue a cada persona de esta ciudad y cambiar lo que día a día con estupor vemos a nuestro alrededor.
No venimos a prometer imposibles, no creemos en los milagros políticos, venimos a trabajar y a cumplir, a luchar por lo que hemos creído siempre, que Ceuta puede ser diferente, que Ceuta puede volver a ser y volverá a ser de la gente.