La junta militar de Burkina Faso ha tomado una decisión significativa al cesar al primer ministro Apollinaire Kyélem de Tambèla y disolver el gobierno. Esta medida fue anunciada mediante un decreto emitido por el presidente del país, el capitán Ibrahim Traoré. Según el decreto, las funciones del Primer Ministro han finalizado y el gobierno ha sido disuelto.
En el decreto también se especifica que los miembros del gobierno disuelto continuarán manejando los asuntos corrientes hasta que se forme un nuevo gobierno. Sin embargo, no se han proporcionado explicaciones sobre la destitución de Tambèla, quien había sido nombrado en octubre de 2022, poco después del golpe de Estado liderado por Traoré en septiembre de ese año.
La junta militar ha decidido extender el periodo de transición hacia un gobierno civil por cinco años más, según una nueva Carta de Transición adoptada en mayo pasado tras un diálogo nacional. El coronel Moussa Diallo, presidente del comité organizador del diálogo, indicó que la transición durará 60 meses a partir del 2 de julio de 2024. Este evento reunió a representantes de la sociedad civil, fuerzas de defensa y seguridad, y diputados del Parlamento de transición, aunque fue boicoteado por los principales partidos políticos.
La nueva Carta de Transición también establece que el presidente de la transición, el capitán Ibrahim Traoré, es ahora el presidente del país. Además, tanto el presidente, el primer ministro como el presidente de la Asamblea Legislativa de transición podrán presentarse a las elecciones presidenciales, legislativas y municipales al final del periodo transitorio.
Burkina Faso ha experimentado dos golpes de Estado en 2022. El primero ocurrió el 24 de enero, dirigido por el teniente coronel Paul-Henri Sandaogo Damiba, y el segundo el 30 de septiembre, liderado por Ibrahim Traoré. Estos golpes fueron impulsados por el descontento generalizado debido a los ataques yihadistas que han afectado al país desde 2015.
Grupos yihadistas, afiliados tanto a Al Qaeda como al Estado Islámico, han establecido su presencia en Burkina Faso, controlando vastas áreas y llevando a cabo ataques constantes contra la población. Esta situación ha resultado en miles de muertes y ha obligado a más de dos millones de personas a abandonar sus hogares.
La inseguridad y la inestabilidad política continúan siendo desafíos significativos para Burkina Faso. La comunidad internacional observa de cerca cómo la junta militar maneja la transición y si logrará establecer un gobierno civil estable al final del periodo transitorio.