Este domingo 30 de agosto se celebró la última jornada de la iniciativa Caravana Europea 2020 organizada por la red de colectivos y plataformas que conforman la red estatal Caravana Abriendo Fronteras. Esta red se originó en 2016 con un viaje a Grecia en donde casi 300 activistas de todo el estado español viajaron para denunciar el cierre de fronteras y la vulneración de derechos por parte de la UE. La situación de pandemia actual ha impedido viajar a la frontera de los Balcanes para denunciar la violencia con las personas migrantes y refugiadas, pero la caravana ha podido desarrollar su trabajo adaptando el formato. Así, se ha llevado a cabo de manera simultánea en tres espacios diferentes (Bilbao, Valencia y diversas ciudades italianas)
Han sido 4 días intensos en los que se han desarrollado todo tipo de actividades de reflexión y denuncia en torno a 4 ejes: Fronteras y desapariciones, Puertos de Solidaridad y Puertos de guerra, Explotación laboral en el ámbito rural y doméstico y Derechos Humanos.
Tal y como denuncia el manifiesto, este 2020 se han cerrado los puertos, se ha suspendido el derecho de asilo en Grecia y Hungría, se ha producido un silencio mortal sobre las personas refugiadas en las fronteras exteriores, sobre las personas en tránsito entre fronteras internas, las y los invisibles que habitan en nuestras ciudades, en los CIES/CPR, en los CETI, en los campos de detención y en los campos de concentración libios.
A través de las pantallas “hemos observado con inquietud la militarización de la vida política y cotidiana, el autoritarismo y la violencia racista policial”, sostienen las personas que organizan la Caravana. Pero también “hemos observado con esperanza, y nos hemos involucrado con emoción, en multitud de iniciativas solidarias de resistencia comunitaria, muchas de ellas lideradas por colectivas de personas racializadas, comunidades africanas y de afrodescendientes, como las campañas #RegularizaciónYa en el estado español, #SanatoriaSubito en Italia y las movilizaciones mundiales contra el racismo y la violencia policial”.
Caravana Europea 2020 ha querido visibilizar estas situaciones y estas resistencias, pero en territorio propio, señalando las fronteras que tenemos “más cerca”. La frontera del “racismo institucional” que se concreta en los CIEs, en la ley de extranjería, en la situación de muchas profesionales del hogar o personas jornaleras del campo. La frontera “física” del mar Mediterráneo que es el “verdugo de las políticas migratorias criminales”. La frontera del “miedo que nos vuelve racistas”. La frontera de la “indiferencia”, que consigue que “miremos hacia otro lado ante el negocio de las armas y la militarización de las fronteras”. “Viaja con más libertad una bomba que una persona” afirmaba Jordi Calvo del Centro Delàs, uno de los ponentes de la Caravana en Burriana, Valencia.
Y, señalando las luchas, la Caravana se ha unido a la voz de la campaña #regularizacionYa, ha compartido mesa y charla con iniciativas vecinales de convivencia, como Orriols Convive en la ciudad de Valencia, y ha tejido redes de solidaridad con organizaciones estatales e internacionales, además de fortalecer las redes locales.
“Sin duda ha merecido la pena. A pesar de las circunstancias, hemos sabido estar en nuestro sitio. Respetando la distancia de seguridad, pero acuerpándonos. Lavándonos las manos, pero posicionándonos. Con la mascarilla, pero sin callar”, enfatizan desde la Caravana Abriendo Fronteras.