Señor Calvante, en relación a sus declaraciones en los medios de comunicación, queríamos realizarle una serie de precisiones. En primer lugar la situación del Servicio de Ayuda a Domicilio (SAD) de Clece nada tiene que ver con la pandemia que estamos viviendo. Las trabajadoras y trabajadores entendemos perfectamente y mejor que usted la situación que estamos viviendo. De hecho estamos cada día al pie de cañón, y no como usted en una confortable oficina. Respecto a lo que manifiesta sobre que los trabajadores no quieren comprender esta situación, desde la Sección Sindical de la FeSP-UGT le manifestamos que nadie puede comprender las actuaciones que está usted realizando porque son incomprensibles.
Clece ha despedido a varias compañeras de la plantilla porque según dice «no hay usuarios«, y desde UGT nos preguntamos ¿Si no hay usuarios porque hacen nuevas contrataciones?, y si realmente han bajado los usuarios ¿cuál es el motivo? A estas preguntas le vamos a dar la respuesta, señor Calvante. Hacen nuevas contrataciones pese a hacer despidos para empeorar las ya de por si penosas condiciones laborales de la plantilla. Y si el número de usuarios ha descendido se debe fundamentalmente a los constantes cambios que la empresa Clece SAD está realizando en los cuadrantes de los/as profesionales que atendemos el servicio. Los constantes cambios de domicilios de usuarios a los que somete Clece a la plantilla hacen que los usuarios que tenían un trabajador o trabajadora que llevaba años con él, y que ahora se lo cambian cada día, le crea una gran inseguridad y desconfianza (más aún en estos tiempos de Covid) y le hace llegar al extremo de rechazar el servicio.
¿Qué sentido tiene el constante cambio de usuarios a los trabajadores en tiempos de Covid señor Calvante con el consiguiente empeoramiento en la calidad del servicio? Estos cambios además, vulneran el Convenio Colectivo; los cuadrantes tienen que tener en cuenta una serie de cuestiones como desplazamientos, desayunos, el correcto cumplimiento de los descansos entre turnos y no superar las horas semanales establecidas.
Las trabajadoras y trabajadores nos vemos por tanto en situaciones y circunstancias, que hace que no podamos comprender lo incomprensible, como la «bolsa de horas» que quiere implantar. Parece de sentido común, señor Calvante, que para modificar sustancialmente las condiciones de trabajo, deba negociarlo obligatoriamente con los representantes de los trabajadores que para eso están. Es contrario a la legislación laboral que se implante de forma unilateral. Desde agosto, según su equipo de coordinación, a cada trabajador/a que no se le cubra el cuadrante con todas sus horas, las mismas se le suman en una bolsa en negativo, que, según la empresa, después tiene que compensar, y si haces horas extras te suman en positivo; entonces ¿por qué no completa los cuadrantes y manda a hacer horas extras?
La respuesta es bien sencilla. El objetivo es que a un trabajador o trabajadora con un contrato de 39 horas semanales le ponen un cuadrante de 30 horas para que durante los próximos seis meses las compensen, ya sea en su día de descanso, o en un horario que no es el suyo… Y también al contrario, hay trabajadores/as que están contratadas por 26 o 30 horas semanales y sus cuadrantes son de hasta 45 horas, con días que tiene que trabajar hasta 12 horas seguidas, (cosa que no solo es incompresible, sino además contrario a la legislación laboral) Pero además cuando deben abonarle esas horas extras, simplemente le reducen el número de horas de su cuadrante para no tener que abonárselas.
Por eso, señor Calvante, la Sección Sindical de la FeSP-UGT le dice rotundamente que se va a oponer de forma tajante a estas manipulaciones de los cuadrantes mediante esas supuestas «bolsas de horas», y no vamos a tolerar que la pésima gestión del SAD Clece repercuta negativamente en la plantilla, por lo que esperamos que recapacite. La plantilla del Servicio de Ayuda a Domicilio de Clece está formada por profesionales Auxiliares de Enfermería tituladas y cualificadas que diariamente se dejan la piel en un servicio fundamental para la sociedad como es la atención a domicilio de dependientes, un trabajo duro, mal pagado y peor considerado por la propia empresa, que entendemos que quiera ganar dinero, pero no a costa de abusos laborales. Esto es lo que trae la privatización de servicios públicos esenciales.