Minutos antes que Pablo Casado empezara su discurso en Ceuta, Albert Rivera recogía el guante de una posible coalición con el PP. En el Hotel Puerta de África de la ciudad caballa, el líder de los populares recriminaba que Ciudadanos hubiera pactado en repetidas ocasiones con el PSOE y «con Susana Díaz», pero ponía de relieve la capacidad de unión de su partido «con la izquierda y con la derecha», haciendo alusión al actual gobierno de Andalucía.
Hoy mismo en Melilla, Ciudadanos, «la izquierda» según Casado, ha pasado a representar los votos de «centro-derecha» que se pueden perder por la dispersión de los votantes. Sin los reproches que ayer entonaba, el popular ofrecía el Ministerio de Exteriores a Rivera, aún estando en la antesala de la campaña electoral. ¿Y Vox?
En Ceuta sólo se miró de reojo el partido de ultraderecha para afirmar que «a los que se fueron, pueden volver cuando quieran«, sin reproches hacía quien «se quiera dar una alegría cambiando de partido por la novedad». Por lo demás, «las matemáticas son un punto fundamental». Y en Ceuta más. Porque la lucha por el voto entre Ciudadanos, Vox y el PP puede dar una oportunidad histórica al PSOE de Manuel Hernández.
Caballas dió un paso atrás una semana después de anunciar su tentativa de formar una alianza con Coalición por Melilla. Casado reconoció a regañadientes que la estrategia fortalecerá los socialistas, con un posible José Simón Marín como diputado al Congreso. El Ciudadanos de Javier Varga ya no puede dar un paso atrás después de presentar su lista, pero durante la campaña tendrá que justificar su presencia en el tablero de juego teniendo en cuenta que a nivel estatal la carrera electoral se encara, ya a estas horas, a hipotéticos pactos a partir del 29 de abril.