El cementerio de Catarroja amaneció cubierto por un manto de lodo el Día de Todos los Santos, un día que debería haber sido de homenaje a los difuntos. Sin embargo, la devastación causada por la DANA dejó el lugar desierto, con Cacao, el cuidador, intentando despejar la entrada de barro.
Las lápidas arrancadas y los nichos reventados son solo una parte del desastre. El cementerio es un reflejo de la pesadilla que vive Catarroja desde que una riada de casi dos metros de altura golpeó la comarca de l’Horta Sud. El barro impregna todo, desde las calles hasta el ánimo de sus habitantes.
Los coches, ahora amasijos de hierro, se encuentran esparcidos por toda la localidad. Muchos vecinos perdieron sus vehículos en la inundación, y algunos quedaron atrapados en garajes subterráneos, convertidos en trampas mortales.
La mayor parte de los hogares sigue sin electricidad, gas o agua corriente. Afortunadamente, camiones cisterna han comenzado a repartir agua potable, y el Ayuntamiento ha centralizado la distribución de alimentos y medicamentos, aunque las colas son interminables.
Los comercios, situados a ras de suelo, fueron duramente golpeados. Marta, propietaria de un centro de estética, lamenta las pérdidas y la incertidumbre sobre el futuro de su negocio. ‘Toca empezar otra vez de cero’, asegura.
La solidaridad no ha tardado en llegar. Decenas de miles de valencianos han cruzado el río Turia para ayudar en las tareas de limpieza. Equipados con escobas y palas, los voluntarios trabajan incansablemente para retirar el barro que lo cubre todo.
José, un joven que regenta un bar con sus padres, agradece la ayuda mientras intenta salvar lo poco que queda de su negocio. ‘Lo primero ahora es quitar el lodo y ver el estado del local’, comenta.
Carolina y Javier, propietarios de una óptica, esperan la llegada de los bomberos para evaluar los daños estructurales. ‘No sabemos lo que nos darán, ni cuándo’, se lamenta Carolina, refiriéndose a las posibles indemnizaciones del Consorcio.
Catarroja, al igual que otras localidades de l’Horta Sud, lucha por recuperarse del golpe más duro que ha recibido. La comunidad se enfrenta al desafío de renacer del lodo, mientras sus habitantes buscan reconstruir sus vidas y negocios.