Aproximadamente alrededor de unas 25 o 30 personas tienen la consideración de fijos discontinuos, un personal que inicialmente firmó contrato para prestar servicios en los 14 festivos locales, así como en San Martín de Porras, día que para los integrantes de la plantilla, tiene la consideración de festivo, y que de manera paulatina y de un tiempo a esta parte, está sufriendo modificaciones sustanciales en las condiciones de trabajo, empeorando sus contrataciones, para tan solo prestar servicios en la noche de San Juan y la semana de las fiestas patronales.
De esta manera entendemos que se pervierte la buena fe que introdujo la reforma laboral para el tipo de contratación de los fijos discontinuos, además de incumplir de manera descarada, lo que se desprende en el artículo 55 del convenio de la limpieza viaria de Ceuta, donde se recoge que las vacantes definitivas y puestos de nueva creación, deberán ser cubiertos por personal de la empresa, por el personal fijo de fines de semana y festivos, rigiéndose por criterios de antigüedad y continuidad.
Así ha sido siempre, sin embargo, la empresa está incorporando a nuevo personal, contratado mucho después que el personal referido de fijos discontinuos, en condiciones mucho más beneficiosas, y todo ello con la connivencia del Comité de Empresa. Unos representantes de los trabajadores, que callan demasiadas veces ante las canalladas de la empresa, y estas circunstancias, mantienen cada día más cabreados a la mayor parte de los integrantes de la plantilla, y con toda la razón.
Desde Comisiones Obreras, entendemos que una empresa privada puede contratar a quien considere oportuno, pero que el convenio y la legislación no están ni para incumplirlos ni para pervertirlos, mucho menos cuando se trata del contrato que más dinero supone del presupuesto de la Ciudad Autónoma de Ceuta.
Por estas y otras muchas razones, seguiremos argumentando y defendiendo sin fisuras, que un servicio de limpieza viaria municipalizado, acabaría radicalmente con este tipo de juego de trileros, que en nada beneficia ni a la plantilla, ni a la ciudadanía, ni a la limpieza de una ciudad que quiere erigirse a sí misma, como del siglo XXI.