Desde la Federación de Sanidad de CCOO queremos dejar constancia de nuestro total apoyo a la compañera de Urgencias agredida y nuestra repulsa absoluta sobre cualquier tipo de violencia y agresión a nuestros trabajadores, sanitarios o del ámbito sanitario.
En la resolución de conflictos, la violencia debe ser erradicada: esto es lo que diferencia un estado de Derecho, de otro tipo de organizaciones sociales. Los conflictos tienen cauces de solución en donde se puede manifestar el enojo, denunciar lo que se considera una mala actuación o un defecto organizativo (para eso disponemos de Atención al Paciente y las reclamaciones), e incluso se puede interponer una denuncia para que nuestro Poder Judicial solucione de forma definitiva e imparcial (lo que no quiere decir que nos guste lo que decida) a través de una sentencia, la controversia planteada. También dispone cualquier ciudadano que haya sufrido cualquier tipo de daño por una actuación defectuosa, demorada, etc, del sistema sanitario, la posibilidad de reclamar, vía administrativa, una indemnización dineraria por el daño sufrido, a través de un procedimiento de reclamación patrimonial ante el INGESA.
En ningún caso, queda justificado el uso de cualquier tipo de violencia, pero por desgracia, cada vez son más numerosas las agresiones en el ámbito sanitario, y nos debe hacer reflexionar.
La primer reflexión nos lleva a un dato objetivo y estadístico: la mayoría de las agresiones se producen a profesionales de sexo femenino. ¿Por qué?. Podríamos extendernos en múltiples posibles motivos, pero desde luego, y como opinión personal, en general y sin particularización alguna, la cobardía y el “matonismo” tienen protagonismo en esta tendencia. Y lo digo porque, probablemente el mismo individuo (sea hombre o mujer) agresivo y, evidentemente, maleducado, contendrá más su enfado (que puede ser legítimo o no) si tiene delante a un trabajador/a de cerca de dos metros y musculado/a en un gimnasio, con pinta de pocos amigos, y con cara de ponerte la tuya del revés como te pases un poquito. Porque siempre es más fácil hacerse el chulo y valiente con quien sabemos que no nos va a poder devolver el golpe, y a veces, por desgracia, la amabilidad y pacientes de nuestros sanitarios se confunde con un cheque en blanco para hacer de ellos nuestro saco de entrenamiento de nuestras frustraciones.
La segunda reflexión es que, tras los aplausos que escuchábamos cada tarde en la pandemia, tras llamarnos héroes y heroínas, ahora al parecer nos consideran villanos. ¿Por qué este cambio?. Amén de la consabida ingratitud de muchos seres humanos, y que otros confunden vocación de servicio público en el trabajador sanitario, conque estamos a su “servicio” (en el sentido de criados decimonónicos, y nos pueden apalear como nuevos “señoritos” del siglo XXI), un origen de esta escalada de agresiones, que en la mayoría de los casos son microagresiones verbales, está en el descontento de la población con la atención que reciben. Y es que es verdad que muchos pacientes se desesperan: bien porque no llega su cita con el especialista que sea, bien porque que cuando, ¡por fin!, creen que les va a ver su Digestivo, Cardiólogo, Neurólogo, Traumatólogo, etc., ven con estupefacción que se les ha dado cita con otro especialista, y que vuelven a tener que empezar la espiral de mostradores-citas-llamadas, bien ven que se les cambia la cita tres o cuatro veces por teléfono, o que tienen que desplazarse hasta el hospital para pedir cita en la puerta taitantos, porque se les prometió una llamada telefónica que nunca llegó, etc. Nuestra sanidad no va bien, por mucho que nuestros Directivos ceutíes quieran vender la moto de que no existe lista de espera, ni demora, ni problema alguno en Atención Primaria. Pero lo triste de todo esto es que, estos ciudadanos descontentos no utilizan los medios a su disposición para hacer ver que su atención no es la que necesitan, sino que se limitan a gritar o despotricar delante del primer administrativo, enfermera, TCAE o facultativo que sufre la misma desorganización y la misma carencia de medios que ellos mismos. Porque diariamente, quienes atendemos pacientes, escuchamos la ristra de quejas (entendibles y legítimas) de usuarios y pacientes que atendemos, impotentes porque no podemos solucionar lo que nos recriminan, porque, igual que ellos, ni tenemos capacidad de mando, ni podemos contratar a nadie. Pero el usuario/paciente tiene un arma a su disposición que no se nos permite a los trabajadores: interponer una reclamación o queja. Según ellos, no sirve para nada. Lo que desde luego no sirve para solucionar nada, es agredir a quien te quiere atender y curar. Luego nos quejamos de que nos faltan sanitarios y se nos van a la península. Por favor, usuario/paciente que se considera agraviado, antes de gritar, insultar, amenazar o lesionar a ningún trabajador del ámbito sanitario, piense si con eso va a conseguir que mejore nuestra sanidad ceutí, que es de TODOS, y no sólo suya.