Tras un mayo negro en violencia machista, con los asesinatos de seis mujeres y un menor, nos enfrentamos a un panorama que este mes de junio ofrece una peor cara, si esto es posible. Ayer noche conocíamos que se ha recuperado el cadáver de una de las dos niñas secuestradas por su padreen Canarias, Olivia, y aún se está buscando a la pequeña Anna, de apenas un año. Y, por otra parte, el no menos doloroso asesinato de la menor Rocío en Sevilla, que deja además un bebé de cuatro meses huérfano. Una sola noche; tres víctimas más de esta violencia machista que no cesa.
En el día de ayer, la Delegación de Gobierno contra la Violencia de género, organismo estatal que registra este tipo de violencia contra las mujeres, señalaba que 1.095 mujeres han sido asesinadas desde 2003, 17 en lo que va de año. A estos estremecedores datos añadimos los asesinatos de 37 menores como violencia vicaria, 1 menor en este año, a quien habrá que añadir las dos pequeñas Canarias.
Estas cifras nos avergüenzan como sociedad. Es imposible no horrorizarse ante todas estas vidas truncadas y arrebatadas sin compasión. Pero también es imposible no conmoverse de manera especial cuando las víctimas son menores, en base a diversas investigaciones esta lacra se ha denominado “violencia vicaria”, es decir, cuando se infringe este tipo de violencia por parte del padre hacia los hijos y las hijas como forma de causar un daño irreparable a la madre de los menores, “ahí donde más le duele”. Esto nos debería recordar que bajo ningún concepto, un maltratador puede ser buen padre. Por eso es de inmediata necesidad establecer medidas de cautelas en la custodia en los casos acreditados de violencia machista, tal como se recoge en la reciente Ley de Infancia y Adolescencia. Y como último recordatorio, lanzar una reflexión general a nuestra sociedad sobre la normalización de todo tipos de discursos machistas que “pretenden justificar” este terrorismo hacia las mujeres, que como hemos podido comprobar no solo nos afecta a nosotras, si no a las personas que nos rodean.
Tras una noche de extremo dolor, de sororidad y reivindicación. El movimiento feminista, a través de distintas plataformas territoriales, ha convocado concentraciones de repulsa ante los Ayuntamientos, en cada pueblo y ciudad, todo el Estado. Desde Comisiones Obreras de Ceuta nos unimos a ese grito unánime, porque es ahora, el momento de la unidad y de acción frente a esta violencia machista junto a sus negacionistas.
Elena Blasco Martín, secretaria confederal de Mujeres e Igualdad, señala:“Además de manifestar nuestra repulsa y unirnos a las concentraciones feministas, instamos a todas las partes, desde luego a los poderes públicos en lo que les concierne, que es la parte principal, a que activen todos los mecanismos del Estado ante lo que es no solo una cuestión de Estado, sino una Prioridad de Estado: atender, y proteger a las víctimas, de manera integral y efectiva y, sobre todo, trabajar para la prevención. Porque mientras exista esta violencia contra las mujeres, están en suspenso todos nuestros derechos, entre ellos, el derecho a una vida segura y libre”