El Instituto Abyla se ha convertido en el epicentro de la diversión y el miedo controlado con su tradicional pasaje del terror, una actividad que cada año reúne a estudiantes, profesores y personal administrativo en una celebración única de Halloween.
Este miércoles, el salón de actos del instituto fue transformado en un escenario digno de una película de terror, donde los participantes pudieron disfrutar de una experiencia inmersiva llena de sustos y sorpresas. Desde la entrada, decorada con telarañas y luces tenues, hasta las diferentes estaciones temáticas dentro del pasaje, cada detalle fue cuidadosamente planeado para maximizar el impacto visual y emocional.
La organización del evento estuvo a cargo del departamento de actividades extracurriculares, con la colaboración de estudiantes voluntarios que se encargaron de diseñar y montar las diferentes escenas. Estas incluían desde un laboratorio de ciencias loco hasta un cementerio embrujado, pasando por una casa encantada con fantasmas y zombis.
Los estudiantes, disfrazados de personajes aterradores, desempeñaron un papel crucial al interactuar con los visitantes, creando momentos de tensión y risas. La mezcla de miedo y humor fue la clave para que el evento fuera un éxito rotundo, logrando que incluso los más escépticos disfrutaran de la experiencia.
Además de ser una actividad recreativa, el pasaje del terror también sirvió como una oportunidad educativa. Los estudiantes involucrados en la organización aprendieron sobre trabajo en equipo, gestión de proyectos y creatividad. Asimismo, el evento fomentó la participación y el sentido de comunidad dentro del instituto.
Al finalizar el recorrido, los asistentes fueron invitados a participar en un concurso de disfraces, donde se premiaron las mejores caracterizaciones. Este cierre festivo permitió a todos relajarse y compartir sus experiencias, consolidando el espíritu de camaradería que caracteriza al Instituto Abyla.
En resumen, el pasaje del terror del Instituto Abyla no solo cumplió con las expectativas de ofrecer una experiencia divertida y aterradora, sino que también fortaleció los lazos entre los miembros de la comunidad educativa. Sin duda, este evento se ha convertido en una tradición esperada por todos cada año.