En el corazón de Damasco, el sonido de los disparos al aire resuena como un eco de libertad. Almudena Ariza, corresponsal de TVE, ha sido testigo de estas escenas tras cruzar la frontera desde el Líbano. La caída del régimen de Bachar Al Asad, después de una ofensiva relámpago de once días, ha puesto fin a 24 años de dictadura.
Adam, un joven que celebra en las calles, expresa su alegría: «Es el final del tirano y el comienzo de una nueva Siria». Aunque la mayoría de los presentes son insurgentes, algunos civiles también se han unido a la celebración. Los milicianos, armados y en vehículos militares, recorren las calles con una mezcla de euforia y cautela.
A pesar del toque de queda impuesto de 16:00 a 5:00 horas, las calles están llenas de vida. Las ráfagas de disparos al aire son constantes, reflejando la emoción de un pueblo que siente que ha recuperado su país. Sin embargo, la calma es tensa, ya que la incertidumbre sobre el futuro inmediato persiste.
En un intento por asegurar una transición pacífica, miembros del gobierno derrocado se han reunido con líderes rebeldes. Almudena Ariza ha presenciado uno de estos encuentros, donde el exvicepresidente sirio dialogó con la coalición rebelde en un hotel de la ciudad. Estos contactos sugieren un esfuerzo por establecer un proceso de transición dialogada.
Los rebeldes han asegurado que respetarán a las minorías y que los funcionarios mantendrán sus puestos. Sin embargo, la celebración continúa durante la noche. «Dios os bendiga», gritan algunos, afirmando que «Siria ahora es del pueblo, ya no es de Asad».
El líder de la rebelión, Abu Mohamed al Jolani, ha declarado: «Vamos a completar juntos y dibujar la imagen de la victoria de la revolución más grande que ha conocido la historia». La ofensiva, liderada por la Organización para la Liberación de Levante (HTS), ha capturado las principales ciudades del país, culminando con la entrada en Damasco y el fin de la dinastía Al Asad.
Con el régimen de Al Asad derrocado, Siria enfrenta un futuro incierto pero lleno de esperanza. La comunidad internacional observa atentamente, esperando que la transición sea pacífica y que el país pueda reconstruirse sobre nuevas bases de libertad y justicia.