A últimas horas de la tarde de este viernes, centenares de personas han tomado las calles de la ciudad marroquí para protestar por la complicada situación económica que atraviesan desde que se cerraron los pasos fronterizos de Bab Sebta y el Tarajal
Imágenes que parecen de otra época: cientos de personas agolpadas y sin atisbo de mascarillas. Esa es la estampa que deja la tarde-noche de este viernes al otro lado de la frontera donde centenares de personas han tomado las calles de Castillejos para protestar por la complicada situación socioeconómica que atraviesan desde que se cerraron los pasos fronterizos de Bab Sebta y el Tarajal.
A la desesperación, tras ya casi un año de bloqueo fronterizo, se suma la incertidumbre de no saber cuándo ni bajo qué condiciones volverán a abrirse las verjas que separan Fnideq de Ceuta y viceversa.
La situación al norte de Marruecos, sobre todo en las ciudades de Castillejos, Tetuán, Tánger y sus zonas colindantes, ya era muy complicada antes de la pandemia. La llegada del SARS-CoV-2 no ha hecho sino agravar los problemas a los que se enfrenta la población de esta zona del país vecino. De hecho, muchas de las personas que trabajaban o se buscaban la vida en Ceuta lo hacían bajo condiciones de explotación laboral severa: sin contratos, sin derechos laborales, cobrando salarios -en negro, por supuesto- inferiores a la mitad del Salario Mínimo Interprofesional, recibiendo abusos y vejaciones constantes y un amplio etcétera. Cómo no será la situación diaria de estas personas que, pese a ello, volverían sin pestañear a esos «empleos» si las fronteras estuviesen abiertas.