La Ciudad Autónoma de Ceuta ha lanzado una licitación pública para adquirir un edificio destinado a acoger a personas sin hogar, con un presupuesto que supera los 2,8 millones de euros. Aparentemente, se trata de una medida enmarcada dentro del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia (PRTR), pero los detalles del pliego hacen sonar todas las alarmas: requisitos quirúrgicos, puntuaciones orientadas, fechas sospechosamente cómodas y un precio por metro cuadrado que cuadruplica el valor real de mercado.
Un pliego quirúrgico que apunta a un único destinatario
Según el documento oficial, el inmueble debe tener más de 600 metros cuadrados, estar “a ser posible” cerca de la Consejería de Asuntos Sociales, contar con iluminación natural, ascensor operativo con contrato en vigor, acceso directo desde la calle, estar libre de cargas, y entregarse completamente equipado y listo para su ocupación inmediata.
A esto se le suma una exigencia de distribución muy concreta: habitaciones dobles con baño privado para al menos 45 personas, dos habitaciones adaptadas, comedor tipo office de al menos 55 m², aula, despachos, aseos, zona de recepción… y mobiliario incluido. Y todo esto, en un plazo de ejecución que finaliza en junio de 2026.
Demasiadas coincidencias.
Demasiado detalle.
Demasiado hecho a medida.

Un sistema de puntuación que huele a “dedazo”
El sistema de adjudicación parece diseñado para señalar con luces de neón a un solo candidato:
• 45 puntos por el precio (mejorable a la baja, claro).
• 25 puntos por superar los 650 m² construidos.
• 30 puntos si el inmueble está a menos de 500 metros de la Consejería.
¿Resultado? El edificio perfecto ya existe o está reservado. Solo hay que ponerle el lacito. El resto de participantes, si los hay, llegarán tarde, mal y sin opciones reales.
Y lo más escandaloso: si se paga el máximo (2.849.837,85 €), estaríamos hablando de un precio por metro cuadrado de más de 4.000 €, cuando el valor medio en la zona no supera los 1.750 €/m². Una barbaridad que, en cualquier ciudad con una oposición digna o una prensa vigilante, abriría titulares y hasta una investigación.
Todo encaja… demasiado bien
No solo los criterios huelen a cocina. También las fechas: el proceso se moverá en pleno verano, cuando media ciudad está pensando en la feria, las playas o el último día de colegio. Mientras la gente se baña en la Ribera o toma algo en La Plaza Ruiz , se adjudicará un contrato multimillonario con la misma discreción con la que se firman los pelotazos.
Una necesidad real usada como coartada
Que Ceuta necesita reforzar su atención a las personas sin hogar es un hecho. Que se deben destinar recursos a crear espacios dignos, también. Pero cuando se parte de una necesidad social legítima para justificar una operación opaca, sobredimensionada y presuntamente dirigida, lo que se está haciendo no es política social, sino negocio encubierto.
Este proyecto, en lugar de consolidar una ciudad más justa, puede terminar alimentando la desconfianza, el clientelismo y la sensación de impunidad que tantos ceutíes ya perciben como norma. Porque aquí no se trata de ayudar a los más vulnerables, sino de quién se lleva el pastel
¿Dónde está el control? ¿Dónde están los otros medios de comunicación ? ¿Dónde está la oposición?
Otra vez, silencio. Otra vez, todo atado y bien atado.
Y mientras tanto, Ceuta sigue siendo el paraíso del pliego “a medida”, la ciudad donde los metros se inflan, las licitaciones se orientan y nadie parece rendir cuentas.
