La Confederación Estatal de Sindicatos Médicos (CESM) se ha reunido con los responsables del INGESA en Madrid. Los representantes sindicales admiten su frustración ante un encuentro que les ha parecido de «mero trámite». Además apuntan que «si el INGESA no es capaz de resolver los graves problemas de la sanidad de ambas ciudades no tiene sentido mantener esta institución»
La Confederación Estatal de Sindicatos Médicos (CESM) ha mantenido este miércoles una reunión con los responsables del INGESA para abordar los principales problemas de los profesionales sanitarios en las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla, un encuentro que, según la CESM «se resume en la absoluta frustración por parte de los representantes sindicales tras constatar que el Ejecutivo no tiene intención de trabajar para buscar soluciones a la situación de ambas ciudades».
El encuentro -por vía telemática- había sido solicitado por CESM a la ministra de Sanidad, Carolina Darias, quien delegó la responsabilidad en la directora general del INGESA, Belén Hernando, que ha participado acompañada de Javier López, subdirector general de Gestión Económica y Recursos Humanos del Instituto.
«Pese a lo que parecía ser un primer paso para abrir las vías de diálogo con los representantes sindicales y el clima de entendimiento, los responsables de CESM nacional y los Sindicatos de Ceuta (SMC) y Melilla (SMM) han podido constatar que los argumentos de la Administración siguen siendo los mismos que hace años, puesto que la insuficiencia presupuestaria y la rigidez burocrática del INGESA, así como la pertenencia a la Administración General del Estado, según expresan desde dicha entidad, impiden alcanzar acuerdos que sí se producen con los entes sanitarios de las comunidades autónomas», lamentan desde la CESM.
En concreto, los responsables sindicales retomaron temas de especial relevancia para los profesionales ceutíes y melillenses, como la declaración de zonas de difícil desempeño, con una carencia preocupante de médicos en algunas especialidades que pone en grave peligro la calidad asistencial; el reconocimiento de la formación continuada; la precariedad laboral y la necesidad de OPEs y bolsas de trabajo anuales o la actualización de los servicios de Emergencias 061/SUAP, todos ellos reclamados desde hace años y que «una vez más chocan con el argumento del presupuesto insuficiente«.
«A todo ello hay que añadir las importantes carencias en recursos tecnológicos y de infraestructuras que ponen en entredicho la credibilidad del Sistema Público de Salud en las dos ciudades autónomas, donde la insuficiencia de recursos y profesionales convierten a sus usuarios en ciudadanos de segunda, de peor condición que los de otras comunidades autónomas en las que las transferencias contribuyeron a mejorar sus servicios de salud. Es por ello por lo que, desde CESM, se cuestiona la pertinencia del propio INGESA y la gestión que desde el Gobierno central se hace de la sanidad de Ceuta y Melilla», aseveran.
Ante esta «situación de bloqueo de la que hacen gala» los interlocutores designados por Sanidad, con «ausencia de propuestas o de un proyecto trabajado que pudiera empezar a dibujarse con un calendario de reuniones y tomas de contacto que permitieran solucionar los problemas más acuciantes de ambas ciudades», los representantes sindicales admiten su frustración ante un encuentro que les ha parecido de «mero trámite, puesto que únicamente han visto cierto compromiso respecto al inicio de la acreditación de la formación continuada».
Del mismo modo, CESM tampoco ha recibido información sobre el posible aporte de parte de los fondos europeos que llegarán a España y que serían bien recibidos para poder suplir importantes carencias estructurales de la sanidad de Ceuta y Melilla.
Por todo ello los Sindicatos Médicos de Ceuta y Melilla, junto con el presidente y el secretario general de CESM, recuerdan que «si el INGESA no es capaz de resolver los graves problemas de la sanidad de ambas ciudades no tiene sentido mantener esta institución dependiente del Ministerio de Sanidad, incapaz de evitar el deterioro de la calidad asistencial que se va produciendo de manera progresiva en los dos territorios y que se ha visto especialmente agravado por la pandemia. En caso de que no haya un cambio de rumbo y se asuman las responsabilidades, lo más lógico es que desaparezca el INGESA y se transfiera la sanidad por el mecanismo correspondiente».