A pesar de proclamarse ciudad de paz, convivencia y fe, ninguna voz oficial se ha alzado desde los líderes religiosos ante la matanza de miles de civiles, incluidos niños, en Palestina
Ceuta – 22 de mayo de 2025
En Ceuta, ciudad que presume de ser ejemplo de convivencia y respeto interreligioso, el silencio de las comunidades religiosas ante la tragedia en Gaza comienza a resultar ensordecedor. A día de hoy, ningún representante oficial de las comunidades musulmana, cristiana, judía o hindú ha condenado públicamente el genocidio que el Gobierno de Israel perpetra en territorio palestino, con miles de muertos y un elevado número de menores entre las víctimas.
Mientras la comunidad internacional clama por un alto el fuego y numerosas organizaciones humanitarias denuncian crímenes de guerra, hambruna forzada y ataques indiscriminados sobre la población civil, en Ceuta, ciudad fronteriza con una profunda diversidad espiritual, reina una ausencia total de pronunciamiento ético y humanitario por parte de quienes representan la fe en sus distintas formas.

La campaña ciudadana “Ceuta no puede callar. Gaza no puede esperar” ha comenzado a circular por redes sociales y plataformas locales, exigiendo una postura clara y valiente de las entidades religiosas que forman parte de la vida pública de la ciudad. “En una ciudad donde el respeto a Dios es el pilar de nuestra identidad… el silencio duele más”, afirman los promotores de la iniciativa, que apelan directamente a los valores de justicia, compasión y protección de la vida que profesan todas las religiones.

“Ceuta no puede callar. Gaza no puede esperar. Es hora de hablar.”
En una situación donde las bombas no distinguen templos, escuelas u hospitales, el mutismo de los líderes religiosos ceutíes contrasta con el clamor que crece en otras regiones del mundo, incluyendo organizaciones cristianas progresistas, entidades musulmanas europeas, asociaciones judías por la paz y movimientos interreligiosos que exigen el cese de la violencia y el respeto al derecho internacional.
“Lo que hoy se está matando en Gaza no es sólo a seres humanos, sino también a la conciencia moral de quienes callan en nombre de la fe”, señala uno de los impulsores del manifiesto que busca adhesiones en la ciudad autónoma.
La pregunta sigue en el aire: ¿Dónde están las voces de los líderes religiosos de Ceuta? ¿Por qué, ante una masacre de tal magnitud, no hay comunicados, vigilias, oraciones ni condenas públicas?
Mientras la ofensiva militar continúa y las víctimas se multiplican, el silencio de Ceuta—ciudad que se autodefine como símbolo de paz y solidaridad—comienza a convertirse en una herida más para Gaza y para su propia identidad.
