Una turba heterogénea formada por cientos de personas de Ceuta ha ocupado la Plaza de los Reyes para reclamar que la lucha contra la emergencia climática sea la mayor prioridad en la agenda de los gobiernos locales, nacionales y supranacionales.
De todas las edades -aunque con un claro predominio juvenil- y de todos los «colores» políticos. Así ha sido la muchedumbre que se ha concentrado hoy en la Plaza de los Reyes para sumarse al movimiento internacional de la Huelga por el Clima del 27S. Y es que parece ser que la emergencia climática ya no es un asunto que preocupe solo «a los pocos de siempre» en Ceuta, sino que ha llegado a calar en la sociedad caballa que, poco a poco, comienza a tomar conciencia de la importancia que tiene combatir el cambio climático. Movimientos como «Ceuta sin plástico» o que la propia Ciudad haya exigido hoy un cambio en el modelo productivo actual hacia uno que apueste por la «economía circular» son prueba de ello.
Sin embargo, y aunque los pasos que se dan parecen ir en la dirección correcta, todavía queda mucho por recorrer y el tiempo apremia. La inacción -o la tibieza en las acciones- de décadas pasadas nos pasa factura ahora y, tal y como señala la comunidad científica, nos ha colocado en el «ahora o nunca«. No hay tiempo para desperdiciarlo, ni margen de error para fallar. De ello depende la vida de buena parte de la flora y la fauna que habita el planeta. Por cierto: una fauna entra la que nos encontramos las personas. Es un dato básico, pero que a veces parece que se olvida o se ignora.
«¡Esto hay que pararlo!»
En la concentración de Ceuta contra la emergencia climática, se ha podido disfrutar de la actuación de un grupo de residentes del CETI, así como de otra ofrecida por miembros de las juventudes de CCCO. Además, se ha procedido a leer un manifiesto que secundan y suscriben todas las organizaciones y entidades participantes como CCOO Ceuta, UGT Ceuta, o la Asociación de Estudiantes de Educación Social de Ceuta.
Manifiesto íntegro de la Huelga por el Clima
«Todos los informes de la comunidad científica acerca del cambio climático, afirman que estamos ante el colapso de ecosistemas imprescindibles para la vida en el planeta tal y como la conocemos. Estamos al límite de un punto de no retorno, y todo ello se debe a un modelo de producción y consumo que, además de poner en riesgo nuestro entorno, ha demostrado ser ineficaz para satisfacer las necesidades de gran parte de la población. No responder adecuadamente ante esta situación, puede poner en riesgo nuestras vidas y nuestro único hogar.
Ante esta crisis climática, que afectará especialmente en las zonas mediterráneas, no limitar el aumento de temperatura media del planeta, puede suponer un desastre sin precedentes que empieza a traducirse en desertificación, incendios masivos, subidas del nivel del mar o reducción de la biodiversidad, por lo que las instituciones europeas, el Gobierno español, así como los gobiernos autonómicos y los ayuntamientos, coordinados, han de estar a la altura de las necesidades del momento. Es su deber estarlo.
Además, esta Crisis, una vez más, afecta con más crudeza a las zonas y colectivos más empobrecidos, que son, irónicamente, los que menos responsabilidades tienen en esta situación. Mientras bancos y empresas aglutinan enormes fortunas procedentes de la explotación salvaje de un planeta cada vez más enfermo, esta crisis afecta más a los países y personas más pobres.
Por ello, las organizaciones, movimientos y personas dedicadas a la defensa del medio ambiente, exigimos que se declare inmediatamente el estado de emergencia climática y se tomen medidas adecuadas para luchar contra esta crisis, erradicando las emisiones de gases de efecto invernadero desde una perspectiva integral de justicia climática y transición justa, partiendo de los principios de verdad, compromiso, acción, solidaridad y democracia.
Disponer de un medio ambiente saludable es un derecho que nos pertenece a todas. No dejaremos que nos lo arrebaten. Vivimos en un sistema que delira con un crecimiento infinito en un planeta limitado. Pues bien, de ese delirio despertamos para alertar del momento histórico en el que nos encontramos. El tiempo se acaba, las posibilidades de paliar sus efectos se agotan. Cada segundo perdido es un paso seguro hacia una catástrofe de dimensiones desconocidas. Es hora de despertar y exigirle a nuestros gobiernos acciones efectivas ya. No es una cuestión de futuro, es ahora o nunca. Por ello, y una vez más, apelamos a la conciencia de la ciudadanía y a la responsabilidad política: ¡Esto hay que pararlo!»