En la tarde de ayer pudimos ver una grabación de las chimeneas de Endesa lanzando ingente cantidad de humo negro a la atmósfera. No es habitual que emita esa cantidad de polución y con esa tonalidad porque se supone que ha sido debido a un accidente en las instalaciones, pero si nos trae una reflexión en la que debemos anteponer la calidad ambiental y la salud de los ceutíes, el uso de energías limpias de las que podemos ser exportadores, frente a la reticencia de los responsables políticos a eliminar los combustibles fósiles, el gobierno de esta ciudad el primero.
Las diminutas partículas de contaminación en los gases de escape de diésel, que suelen incluir sustancias químicas y metales tóxicos, pueden penetrar en los pulmones y causar irritación. Son demasiado pequeñas como para ser expulsadas al toser. Son tan pequeñas -una fracción del ancho de un cabello humano- que pueden penetrar en los pulmones e ingresar en el torrente sanguíneo. Pueden irritar los ojos, la nariz, la garganta y los pulmones. Inhalar los gases de escape de diésel puede producir tos, dolores de cabeza, mareos y náuseas. Pero son los efectos a largo plazo los que pueden llevarnos a sufrir enfermedades crónicas como cáncer, asma, alergias, infecciones pulmonares, problemas cardíacos, etc. Este duro párrafo debe ser un acicate al falso dilema entre salud e hidrocarburos, pues la tecnología y nuestros recursos naturales nos ofrecen ya una alternativa energética.
Sobre Ceuta no hay duda que tendremos algún día la sustitución progresiva de los combustibles fósiles por energías más limpias. Pero no parece estar presente en la gestión nefasta y nepótica que ha acarreado nuestro elegido ejecutivo en las urnas de esta ciudad. Todo se basará en el necesario autoabastecimiento de agua y energía necesaria para un territorio como el ceutí a la par que se vayan eliminando aquellos elementos contaminantes tanto para la población y el medio ambiente, local y globalmente. Tomando como referencia, por ejemplo, el modelo de autosuficiencia de la isla del Hierro.
Emisión gases contaminantes. Foto de archivo
Un recordatorio de las palabras usadas en el artículo de opinión “Ceuta Verde” el pasado mes de febrero del 2020:
“El fracaso de la gestión del gobierno del PP en nuestra hermosa ciudad, queda reflejado en muchos datos vergonzantes que nos hacen tener los records sociales más nefastos de España y Europa. Si queremos dejar de pasear rodeados de malos humos y no seguir respirando el veneno que emiten las chimeneas de diésel tenemos que apostar por una política verde que cree empleo de calidad entorno a una energía limpia, un programa real que está implementando Podemos en otras ciudades de España. ¿No se merece Ceuta ser una ciudad moderna?”
Los fondos de rescate europeos son tajantes en el cumplimiento de la agenda 2030 y se transvasarán para dar prioridad a proyectos empresariales para una economía verde basada en las energías limpias. Las preguntas son, la primera, sí seremos exigentes, como ciudadanos y pobladores presentes del planeta, en que el cumplimiento administrativo sea efectivo a la mayor brevedad, conociendo el nivel de la clase política que tenemos y, la segunda, qué futuro dejaremos a los habitantes de la Tierra.