La incidencia acumulada en los últimos siete días se sitúa en unos 160 casos por cada 100.000 habitantes, superando por mucho el umbral del riesgo extremo, situado en 125 casos por cada 100.000 habitantes. En los últimos 14 días, la incidencia acumulada está en torno a uno 253 casos por cada 100.000 habitantes y el umbral del riesgo extremo en esta categoría es de 250 casos por cada 100.000 habitantes
Los buenos datos sobre la situación epidemiológica que se daban a principios de semana, cuando Ceuta consiguió dejar atrás el riesgo extremo en la incidencia acumulada en 14 días, han quedado desdibujados por un preocupante repunte de contagios que se produce justo cuando entra en vigor el nuevo decreto de restricciones sanitarias firmado por el presidente de la Ciudad, Juan Vivas, en el que se fija el toque de queda a partir de las 23:00 horas y se permiten reuniones al aire libre de seis personas que no sean convivientes.
Son, en total, 135 contagios los que se han notificado desde el lunes hasta el domingo, una media de casi 20 al día (19’3) que deja una incidencia acumulada en los últimos siete días de 160 casos por cada 100.000 habitantes, 35 puntos por encima del umbral de «riesgo extremo». De hecho, incluso ampliando la muestra a los últimos 14 días, que en total suman 215 contagios, la incidencia acumulada, con 253’5 casos por cada 100.000 habitantes, se sigue situando por encima del umbral del riesgo extremo, fijada en 250 casos por cada 100.000 habitantes.
Por otro lado, cabe destacar que la presión hospitalaria también ha ido en aumento en los últimos días llegando a dejar cifras de más de 30 personas ingresadas en el hospital, un tercio de las mismas, además, ingresadas en la UCI. De hecho, en estos últimos 14 días han sido 3 los fallecimientos a causa del coronavirus que, lamentablemente, han notificado las autoridades sanitarias locales y que elevan la cifra de víctimas mortales de la covid-19 en Ceuta a 90.
Esta es la carta de presentación con la que Ceuta se planta ante un nuevo periodo vacacional en el que, aunque en menor medida, se vuelven a flexibilizar las restricciones sanitarias con datos epidemiológicos que invitan justo a lo contrario.
La «coincidencia» de las «olas de contagios» y los periodos vacacionales
A poca gente se les escapa que las «olas» de la pandemia han coincidido con las «resacas» de periodos festivos: en verano vino una y después de las navidades llegó otra. Tanto es así que, ya en enero, había quien, medio en broma, medio en serio, pronosticaba una cuarta ola de contagios en Semana Santa.
Igualmente, son pocas las personas que no olvidan que, a sabiendas de las trágicas consecuencias que tuvo el hecho de haber levantado la mano con las restricciones en verano, en navidades se volvió a tropezar con la misma piedra con consecuencias iguales o incluso peores.
Es por ello que, ahora, con las vacaciones de Semana Santa a la vuelta de la esquina, tampoco son pocas las personas que miran con recelo a las autoridades sanitarias del país y de las distintas Comunidades y Ciudades Autónomas.
Precisamente, ese temor ante lo que puede ser el tercer tropiezo consecutivo con la misma piedra es, en buena parte, lo que ha llevado al Gobierno de la Nación a ser más estricto que en verano y en navidades del pasado año. Como mucho, se permiten reuniones de 6 personas al aire libre -4 en sitios cerrados- y que el toque de queda demore hasta las 23:00 horas. Además, los cierres perimetrales se mantienen –aunque haya gente a la que esto no le impida viajar-.
Si esta vez se ha sido lo suficientemente estricto para que no volvamos a desandar lo andado, solo el tiempo lo dirá. Como recoge la locución latina, alea iacta est.