Desde las 07:00 horas de esta mañana se ha desplegado un fuerte dispositivo policial para cerrar las naves del Tarajal que acogen a unas 70 personas transfronterizas y migrantes que no han retornado a Marruecos en las tres últimas repatriaciones
Sobre las 07:00 horas de la mañana de este martes, un gran dispositivo de la Brigada Provincial de Policía Seguridad Ciudadana se ha desplegado en el polígono del Tarajal para proceder a su cierre como albergue provisional de aquellas personas transfronterizas que quedaron atrapadas en Ceuta tras el cierre de la frontera de Ceuta con Marruecos el pasado 13 de marzo y a los migrantes que debían cumplir obligatoriamente con el confinamiento decretado durante el estado de alarma.
El desalojo se ha producido sin incidentes, y las personas acogidas, entre las que había mujeres y jóvenes, han abandonado el lugar con sus pertenencias. Según ha podido confirmar este medio, la Policía Nacional ya advirtió a las personas acogidas que tendrían que marcharse de la nave en la tarde de este lunes, procediendo, algunas de ellas a buscar cobijo en otro lugar. Una decisión que ya había anunciado el portavoz del Ejecutivo local cuando se tuvo conocimiento de la apertura del pasillo humanitario por las autoridades marroquíes que permitiría la vuelta de aquellas personas que quedaron bloqueadas.
En los últimos días ha habido tres repatriaciones y la Delegación del Gobierno puso a disposición de los marroquíes que quedaron bloqueados tres teléfonos para apuntarse al listado y poder regresar a su país. En estas últimas repatriaciones han abandonado Ceuta un total de 368 personas, sin embargo otras tantas han decidido quedarse en la ciudad autónoma.
Migrantes y transfronterizos
Entre los perfiles de las personas que se han quedado en Ceuta destacan dos: el de aquellos jóvenes que no son transfronterizos, sino migrantes sobre los que pesa una orden de expulsión que se hará efectiva cuando se reabran las fronteras que han llegado en los últimos meses a Ceuta a nado cruzando los espigones del Tarajal o Benzú, o que han sido interceptados o rescatados en embarcaciones precarias en mitad del Estrecho, y que estaban acogidos en la nave del Tarajal.
Y un segundo grupo de personas que, siendo transfronterizas, han continuado trabajando pese al bloqueo y han decidido quedarse en Ceuta para mantener sus puestos de trabajo, en este perfil encontramos una mayoría de mujeres jóvenes, sin cargas familiares, que trabajan en el servicio doméstico y hombres que trabajan en el sector servicios o de la construcción, de manera irregular. Algunas de estas personas estaban también en la nave del Tarajal, pero en su gran mayoría se encuentran alojadas en casas particulares o en naves industriales de las empresas para las que trabajan, en otros casos.
Migrantes jóvenes sin saber a dónde ir
A la salida de las naves, una treintena de jóvenes se han concentrado para mostrar a los medios de comunicación su rechazo a esta decisión de la Ciudad Autónoma, y refieren no saber a dónde ir ni qué hacer. La mayoría de ellos nos explican que buscarán dónde dormir, pero les preocupa el frío y la lluvia del invierno que está por llegar. Su objetivo sigue siendo encontrar la oportunidad pasar a la península y comenzar una vida lejos de un país que no les ofrece oportunidades.
Vuelve así el escenario previo a la pandemia: decenas de jóvenes que huyen de su país para buscarse un futuro en Europa, pero que al llegar a la ciudad autónoma quedan a la espera durante semanas, meses e incluso años, para encontrar el momento de pasar a la península, vagando y malviviendo en las calles sin recursos, otros tantos serán expulsados en cuanto las fronteras entre España y Marruecos reabran, al igual que pasaba antes de la crisis sanitaria del coronavirus.
En su futuro más cercano está el buscar algún sitio entre las escolleras o en los alrededores del puerto para cobijarse durante las noches y esperar a que las organizaciones sociales les acompañen durante este proceso migratorio.