Tras la muerte de Carmen, una mujer que los adoraba como si fueran su propia familia, los felinos fueron trasladados a una colonia donde esperan encontrar un adoptante que les ayude a superar la tristeza en la que han caído tras tener que decir adiós a su dueña
Nala, Lola, Pizca, Luna y Lisa. Son cinco gatos que hace unos meses perdieron a su ‘mamá humana’, a Carmen, una persona que los consideraba parte de su familia y que, tras su fallecimiento, dejó a sus ‘pequeños’ en manos de un destino incierto. Y es que desde ese momento pasaron, de ser unos gatos amados, mimados y protegidos, a ver transcurrir sus días entre cuatro paredes, las de una colonia en la que esperan que alguien les ofrezca la oportunidad de encontrar un nuevo hogar. Solo en una nueva familia podrán olvidar estos meses de soledad en un sitio extraño donde únicamente la paciencia y cariño de los voluntarios les está ayudando a superar los miedos que sienten por el radical cambio que han experimentado sus vidas.
Son jóvenes, entre dos y cuatro años de edad. Carmen los fue recogiendo de la calle o en respuesta a algún llamamiento desesperado de alguien que buscaba la mejor de las adopciones. Y ella lo era. Cariñosa, ofreciéndoles el mejor de los cuidados y atenciones y siempre dispuesta a seguir ampliando su ‘familia gatuna’. Y ello pese a las recomendaciones médicas de no seguir adoptando por sus problemas de salud o que se ‘deshiciera’ de alguno de ellos. Pero su amor por los felinos fue más grande y Carmen mantuvo a sus “niños”, como cariñosamente los llamaba, a su lado.
Pero ahora se ha tenido que despedir de ellos para siempre y Nala, Lola, Luna, Pizca y Lisa se han visto solos sin saber el motivo de este drástico giro en su vida. Sus primeros días en la colonia fueron duros, para algunos aún lo sigue siendo. No saben por qué ya no están con ella, en sus calentitas camas y por qué ya no disfrutan de esa deliciosa comida que Carmen les ofrecía.
Buscan un nuevo hogar. Para algunos, como Lukas (otro de los gatos de Carmen), el sueño ya se ha hecho realidad. Una familia de Barcelona se ha interesado por él y el pequeño ya ha viajado a la ciudad condal para encontrarse con su nueva vida, eso sí, lejos del resto de sus hermanos, que aún esperan tener la misma suerte que este gato atigrado de grandes ojos verdes.
Están en adopción y no merecen terminar sus días en una jaula. Buscan un nuevo hogar donde puedan superar la pérdida de Carmen, la persona que los trató como si de uno más de su familia se tratase.
Contacto para adopción: Facebook: Gema Aguilar Granado.