Una inusual guerra comercial de apenas ocho horas entre Colombia y Estados Unidos, marcada por declaraciones incendiarias en redes sociales, concluyó anoche con un acuerdo que evita, por ahora, la imposición de aranceles del 25% a los productos colombianos. La disputa surgió cuando el presidente colombiano, Gustavo Petro, bloqueó temporalmente la deportación de migrantes colombianos en vuelos militares estadounidenses, lo que desencadenó una rápida escalada de tensiones.
El conflicto comenzó cuando el expresidente y actual líder estadounidense, Donald Trump, calificó la decisión de Petro como un desafío a la seguridad nacional y anunció sanciones inmediatas. Estas incluían aranceles a las exportaciones colombianas, restricciones de visados y controles aduaneros más estrictos. En respuesta, Petro replicó en su cuenta de X (antes Twitter), ordenando medidas espejo contra ciudadanos estadounidenses en Colombia e invocando figuras literarias como Aureliano Buendía y Walt Whitman en un mensaje que mezclaba diplomacia y realismo mágico.
Sin embargo, el enfrentamiento terminó antes de la medianoche, hora de Washington, cuando ambos gobiernos emitieron comunicados anunciando un acuerdo. Colombia aceptó continuar recibiendo a sus ciudadanos deportados sin restricciones, incluidos los vuelos militares que inicialmente habían generado el roce. Por su parte, Estados Unidos suspendió temporalmente la aplicación de los aranceles y sanciones más severas, a la espera de que se cumplan los términos del acuerdo.
«La deportación de ciudadanos colombianos continuará de manera digna y respetuosa, garantizando sus derechos», aseguró la cancillería colombiana en un comunicado. También anunciaron que altos funcionarios, incluido el canciller Luis Gilberto Murillo, viajarán a Washington para dar seguimiento a los compromisos alcanzados.
Desde la Casa Blanca, el equipo de Trump celebró la rápida resolución como un «mensaje contundente» a otros países que no cumplan con las deportaciones en sus términos. «Estados Unidos no dará marcha atrás cuando se trate de defender sus intereses de seguridad nacional», afirmó el secretario de Estado, Marco Rubio.
Aunque el conflicto no dejó cambios significativos en la práctica, sí subrayó la creciente inestabilidad en las relaciones entre ambos países. Mientras Petro insinuó en redes que Colombia debe reducir su dependencia de EE. UU., China aprovechó para destacar su interés en fortalecer la cooperación con Colombia, dejando abierta la posibilidad de nuevos equilibrios en la región.
Por ahora, la diplomacia parece haber evitado mayores daños económicos, pero la fricción deja claro que el camino para futuras negociaciones será complejo.