La comunidad científica señala que tener al menos el 30% de los océanos protegidos para 2030 es el mínimo absoluto requerido para que los océanos puedan recuperarse
Por Greenpeace
Las negociaciones finales para un Tratado Global de los Océanos comienzan hoy y se extenderán hasta el 26 de agosto en la sede central de las Naciones Unidas. El resultado de la reunión determinará el destino de los océanos para las generaciones futuras. 49 países se han comprometido a entregar un Tratado ambicioso en 2022, entre ellos España. Estos compromisos ahora deben hacerse realidad.
“Estamos ante unas negociaciones que son una oportunidad única para proteger nuestro planeta azul. Los océanos sustentan toda la vida en la Tierra, pero durante mucho tiempo los hemos abandonado. Las delegaciones deben cerrar un Tratado ambicioso estas dos semanas. Un Tratado débil, o cualquier otra demora, mantendrá el statu quo tan deteriorado que ha llevado a los océanos a esta crisis”, ha declarado Pilar Marcos, de la delegación política de Greenpeace en Nueva York.
Los gobiernos han discutido este Tratado durante dos décadas. En ese tiempo, los océanos han perdido demasiado y las comunidades costeras que dependen de los recursos marinos están sufriendo las consecuencias. “Aquí en África Occidental, ya hemos visto poblaciones de peces severamente mermadas por barcos pesqueros industriales, a menudo de Europa, y esto está dañando los medios de subsistencia y la seguridad alimentaria en toda la región. Cualquier retraso adicional sería una bofetada para todos los que confían en que los líderes políticos cumplan sus promesas. Los delegados deben cumplir con los compromisos de sus gobiernos y finalizar un ambicioso Tratado Global de los Océanos ahora”, subraya Awa Traoré, responsable de la campaña de océanos de Greenpeace África también desde la ONU.
España es un país clave dentro de esta Conferencia por ser una potencia mundial pesquera. La presión de la industria pesquera en España podría perpetuar el estado actual de gobernanza de los océanos para seguir concentrando las decisiones en las actuales organizaciones pesqueras, que tan solo se encargan de evaluar el 5% de la biodiversidad de peces de las aguas internacionales, y cuya finalidad última es la explotación comercial de la alta mar. España debe decidir en esta reunión en qué lado de la historia está, empujando a la Unión Europea hacia un liderazgo claro para lograr que la gestión de las pesquerías también sean parte del Tratado.
Si no se cierra un Tratado Global de los Océanos ambicioso en Nueva York, será imposible lograr el 30×30, es decir tener al menos el 30% de los océanos protegidos para 2030. La comunidad científica señala que este es el mínimo absoluto requerido para que los océanos puedan recuperarse.
¿Qué se considera un Tratado Global ambicioso?
Para ser considerada un éxito, la reunión debe cerrar un Tratado que:
- Disponga como objetivo principal el establecimiento de una red mundial de Áreas Marinas Protegidas.
- Permita que los estados, a través de una Conferencia de las Partes (COP), establezcan santuarios marinos, libres de actividades destructivas como la pesca y la minería en aguas profundas.
- Posibilite que la COP tome decisiones por votación cuando no sea posible llegar a un consenso.
- Incluya que las Áreas Marinas Protegidas (AMPs) puedan ser aŕeas completamente o altamente blindadas a la actividad humana, lo que las harían más efectivas.
- Permita que la COP decida si actividades como la pesca están permitidas o prohibidas en las AMP, sin aplazar las decisiones a los organismos ya existentes.
- Y permita que la COP adopte medidas provisionales o de urgencia para proteger inmediatamente un área que esté pendiente de su protección futura.
Tras los 20 años transcurridos desde que se discutió por primera vez un Tratado, más de cien especies marinas han sido clasificadas en peligro crítico de extinción. La presión de la pesca industrial es imparable y ya cubre al menos el 55% de todos los océanos. Además la crisis climática continúa dañando la capacidad de los océanos para regular el clima y la temperatura de nuestro planeta.
Greenpeace es parte de la High Seas Alliance, una alianza de más de 40 ONGs y la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza. Previo a la Conferencia se ha evaluado el nivel de ambición de los Estados miembros de la ONU dentro de las negociaciones del Tratado de Alta Mar y el impacto que se espera que tengan sus posiciones en la salud del océano, a través de este termómetro de ambición. El análisis se basa en información de las posiciones formales de los países y grupos regionales (basado en intervenciones públicas y propuestas) que muestra que todavía hay espacio para mejorar en muchas posiciones de países o regiones para catalizar el cambio transformador que necesitamos ver en los océanos.