Este martes 25 de febrero, END FGM European Network (Red Europea contra la Mutilación Genital Femenina), ha presentado en Madrid una guía que recoge cómo hablar de forma correcta y no estigmatizante sobre la mutilación genital femenina (MGF) y las mujeres que la han sufrido
Emplear un lenguaje incorrecto o estigmatizador al hablar sobre la MGF puede difundir conceptos erróneos e incluso ser perjudicial para las comunidades a las que afecta directamente. Ante esto, desde la END FGM European Network se ha elaborado un manual que recoge buenas y malas prácticas a la hora de comunicar sobre la MGF o tratar con las supervivientes. Asimismo, se recogen palabras y frases que pueden resultar contraproducentes y se presentan recomendaciones en cuanto a lenguaje y buenas praxis. Con esta guía se pretende dotar a los profesionales de herramientas para que sean capaces de construir una alternativa positiva acerca de la MGF.
La mutilación genital femenina es un fenómeno que transcurre en Europa y en el mundo entero, “se puede decir que tiene lugar en todos los continentes salvo en la Antártida”, decía Ophélie Masson, portavoz de la Red Europea. Para elaborar la guía se ha trabajado con distintas organizaciones, “llevamos 6 años trabajando y ya tenemos a 27 organizaciones trabajando con nosotras, es importante que sigamos creciendo juntos y mantengamos nuestra unión”, aclaraba la portavoz. En el caso concreto de España la Red ha contado la con la colaboración de Save a Girl Save a Generation, Médicos del Mundo y UNAF (Unión Nacional de Asociaciones Familiares).
Asha Ismail, componente de Save a Girl y superviviente, invitaba a todas las asistentes a poner en Google “Mutilación Genital Femenina” y a clicar en las imágenes que aparecían, de las cuales gran parte eran cuchillas y sangre. “Eso es lo que usan los medios y la gente”, explicaba Asha. Una de las recomendaciones que se recogen en la guía es evitar este tipo de imágenes que pueden retraumatizar a las supervivientes y utilizar en su lugar otras más positivas.
El lenguaje también tiene gran importancia a la hora de informar sobre esta práctica. Por ello, este manual recoge, por un lado, que no se deben utilizar términos equívocos como “circuncisión” ni específicos como “infibulación” para referirse a todas las formas de MGF y, por otro lado, que no se debe alimentar el discurso de odio con palabras como “bárbaro”, “desagradable” o “salvaje” que resulten ofensivas para las comunidades afectadas y que expresan un juicio de valor sobre ellas. Un lenguaje integrador, respetuoso y no estigmatizador es la elección correcta. Se remarca además que no todas las personas de una comunidad afectada tienen la misma opinión de la MGF y que esto es algo a tener en cuenta al referirse a ellas.
Reducir a las supervivientes a su pasado y a su trauma es otra de las prácticas que condena el manual. Cada una de las mujeres es algo más que esa experiencia, por ello, se debe permitir que cuente quién es y qué hace a día de hoy. Al formular preguntas también hay que prestar atención ya que se deben respetar una serie de límites y no realizar preguntas muy personales o íntimas que puedan llegar a ser muy incómodas.
Belén W. Martín, abogada en la comisión de ayuda al refugiado en la Comunidad de Madrid (CEAR), explicaba que el concepto que tenemos de mutilación genital femenina va a variar mucho dependiendo del enfoque que le demos. A veces, se atribuye a la religión, “pero no podemos decir en ningún caso que la mutilación esté vinculada a la religión, ya que ninguna de ellas prescribe que esta práctica se tenga que realizar”, a lo que la abogada añadía: “por ejemplo, se practica en Somalia donde la mayoría es musulmana, pero también se practica en países como Nigeria donde más de la mitad es cristiana”.
Además, Belén argumentaba que esta práctica supone la vulneración de los derechos de esas mujeres y niñas, entre ellos, el derecho a la integridad, el derecho a la salud e incluso en ocasiones el derecho a la vida ya que algunas de ellas mueren a consecuencia de ella. “La MGF es una forma de violencia contra el colectivo femenino que lo que pretende es controlar el rol que las mujeres tienen en una cultura, controlar su cuerpo y su sexualidad”, aclaraba.
Por su parte, Hayat Traspas, componente de Save a Girl, hacía hincapié en que la mejor forma de ayudar es compartir el manual y que todos los profesionales de la comunicación lo tengan en cuenta a la hora de informar. “El papel de los medios de comunicación es muy importante porque llegan a donde no llegamos nosotras”, declaraba Hayat.