Este miércoles se ha celebrado el Pleno para la resolución de reclamaciones y la aprobación definitiva del primer expediente de modificación de créditos del Presupuesto de la Ciudad para 2020 que debe ser reformulado para hacer frente a las consecuencias de la COVID-19. Aunque «consenso» y «unidad» son conceptos que han resonado en las intervenciones de todos los grupos parlamentarios, lo cierto es que parece complicado que se puedan alcanzar, visto lo visto en la sesión plenaria.
Todos los grupos políticos de la Asamblea repiten una y otra vez que es momento de «unidad» y «consenso», pero ¿está en condiciones realmente la Asamblea de alcanzar esta cuota de acuerdos de «mínimos» que los propios partidos reclaman? Por lo visto en la sesión plenaria de este jueves, a lo más que podemos aspirar por ahora los/as ciudadanos/as es a que la oposición apoye las propuestas del Gobierno a disgusto y dejando claro que no están a favor de la totalidad de las mismas. Una situación que no encaja en lo que se entiende por «unidad» y «consenso».
Si no se alcanza esa armonía política en la cámara que representa a los/as ceutíes, no será en este caso por falta de voluntad. El hecho de votar a favor de propuestas con las que no se comulga es un gesto de que existe y el Gobierno reitera que tiende la mano a sindicatos y partidos para llegar «aunque sea a un acuerdo de mínimos«. Pero la fragmentación de la Asamblea era considerable antes de la pandemia. Muestra de ello la daban varios de los plenos celebrados en esta legislatura que acabaron convirtiéndose en foros que se prestaban más al intercambio de ataques, que incluso se traspasaron al plano personal en alguna ocasión, que al intercambio de propuestas destinadas a mejorar la vida de los/as ceutíes.
Fragmentación en la Asamblea
La situación es complicada. PP y PSOE están enfrentados públicamente en cruce de declaraciones que se podría remontar a cuando rompieron su acuerdo de gobierno y que ha ido experimentando momentos de mayor o menor intensidad, coincidiendo el estado de alarma con uno de estos últimos. Las críticas de los populares a la gestión de Sánchez no han sentado bien en Daoiz. Los socialistas consideran que muchas de ellas son injustas. La tensa relación entre la Ciudad y Delegación tampoco ayuda en este sentido.
Vox Ceuta ha dejado claro que con el único partido con quien, a priori, está dispuesto a negociar es con el Partido Popular. De hecho la formación a nivel nacional mantiene una actitud totalmente beligerante con el Gobierno del Estado desde que se declaró el estado de alarma. Por otro lado, los de Juan Sergio Redondo no han aclarado todavía el origen de las conversaciones en las que, supuestamente, cabezas visibles del partido intercambian mensajes de índole supremacista y de contenido islamófobo. Hasta la fecha, el partido solo ha dado una rueda de prensa, sin preguntas y con vetos a medios -este incluido- en la que asegura que los mensajes están manipulados y/o sacados de contexto. Un hecho que, sin duda, ha servido como combustible para avivar esa fragmentación de la que hablamos.
El localismo por su parte no vive sus mejores momentos. Caballas y MDyC sufrieron sendos reveses en las pasadas elecciones municipales pasando a tener una representación casi marginal en la Asamblea. Además, el hecho de que entre ambas formaciones la relación sea, como poco, distante es otra cuestión que sino resta tampoco suma.
Unidad y consenso
La unidad y el consenso requieren confianza, pero esta no surge de manera espontánea. Los grupos parlamentarios afrontan el reto de construir esa unidad y ese consenso partiendo prácticamente de cero y con actitudes que no son propensas para la colaboración y el trabajo en equipo. El Gobierno reclama unidad, la oposición reclama unidad, la ciudadanía demanda unidad. Está por ver qué clase de unidad y en qué condiciones consiguen alcanzar nuestros/as representantes políticos. Mientras tanto, el expediente de modificación de créditos ha sido aprobado dejando la propuesta de los sindicatos de introducir el complemento salarial de los ERTE en el plan «Ceuta Resiste» supeditada la financiación estatal.